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Voto de burton:
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Drama
La fama del saxofonista de jazz Charlie ’Bird’ Parker crece rápidamente a partir de su llegada a Nueva York en 1940. Pero Parker comienza a abusar del alcohol y las drogas, y su vida se convierte en un infierno. (FILMAFFINITY)
8 de agosto de 2006
15 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eran los tiempos de los garitos jazzeros de la neoyorkina calle 52, entre whiskies con soda, el ascendente y vaporoso humo del tabaco y el creciente ambiente de euforia incontenida estimulada por una nueva reinvención del jazz llamada posteriormente bebop, a la que Charlie Parker, Dizzie Gillespie, Monk y otros jóvenes dieron forma en el genuino barrio neoyorkino de Harlem, y a la cual los exigentes connaiseurrs dieron su sagrado beneplácito.
En aquellos años, los 40 y los 50, sonaban como ecos enfebrecidos los inolvidables breaks (de los cuales se decían los de Parker eran los mejores), los ritmos sincopados marcados por el "chisssst" de los high hat de unas baterías que actuaban como precisos y espartanos metrónomos de una música, el jazz, de la cual formaba parte inextricable el famoso swing que en aquella época era la moda, así como el jazz marcaba la pauta.
En 1988, el cineasta vivo más importante, Clint Eastwood, rindió un sincero y cálido homenaje lleno de estilosa elegancia y regusto a clásico de relumbrón, a aquellos maravillosos años, y todo lo que supusieron..., centrándose no sólo en las loas y demás aspectos panegíricos sobre la materia sino yendo un poco más allá y retratando los sinsabores y las amarguras de un protagonista de excepción de aquellos años, el genial, autodidacta y autodestructivo Charlie Parker Junior,una especie de Edgar A. Poe de la música del jazz, apodado Bird (pájaro en inglés), que estuvo considerado como el más grande de los saxofonistas altos del jazz y fue también aclamado unánimemente como el más grande improvisador de este instrumento.
Eastwood vuelve a sorprender de nuevo con esta maravillosa película, que si bien no llega a la categoría de sus obra maestras posteriores, sí que posee ese poder cautivador que embelesa nuestros sentidos con todo un ejercicio de estilo visual y poético...
Unas imágenes y uno diálogos que no te dejarán indiferente y que por supuesto hacen de esta cinta toda una obra de culto que no te puedes perder.
N E C E S A R I A.
En aquellos años, los 40 y los 50, sonaban como ecos enfebrecidos los inolvidables breaks (de los cuales se decían los de Parker eran los mejores), los ritmos sincopados marcados por el "chisssst" de los high hat de unas baterías que actuaban como precisos y espartanos metrónomos de una música, el jazz, de la cual formaba parte inextricable el famoso swing que en aquella época era la moda, así como el jazz marcaba la pauta.
En 1988, el cineasta vivo más importante, Clint Eastwood, rindió un sincero y cálido homenaje lleno de estilosa elegancia y regusto a clásico de relumbrón, a aquellos maravillosos años, y todo lo que supusieron..., centrándose no sólo en las loas y demás aspectos panegíricos sobre la materia sino yendo un poco más allá y retratando los sinsabores y las amarguras de un protagonista de excepción de aquellos años, el genial, autodidacta y autodestructivo Charlie Parker Junior,una especie de Edgar A. Poe de la música del jazz, apodado Bird (pájaro en inglés), que estuvo considerado como el más grande de los saxofonistas altos del jazz y fue también aclamado unánimemente como el más grande improvisador de este instrumento.
Eastwood vuelve a sorprender de nuevo con esta maravillosa película, que si bien no llega a la categoría de sus obra maestras posteriores, sí que posee ese poder cautivador que embelesa nuestros sentidos con todo un ejercicio de estilo visual y poético...
Unas imágenes y uno diálogos que no te dejarán indiferente y que por supuesto hacen de esta cinta toda una obra de culto que no te puedes perder.
N E C E S A R I A.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El uno de septiembre de 1954, a las 5 de la madrugada, Charlie Parker (descomunal Forest Whitaker), reconocido artista de jazz de raza negra, es ingresado con carácter de urgencia en la unidad de semiperturbados en un hospital de Nueva York.
Apodado en su profesión como Bird (pájaro en inglés) y natural de un humilde barrio de Kansas City, Parker acaba de perpretar otra tentativa de suicidio mediante la ingestión de yodo, complicando aún más el virulento estado de sus sangrantes úlceras de estomago...
Su mujer Chan Richardson (espléndida así mismo Diane Venora), una mujer de raza blanca y origen judío, bailarina y fan de Duke Ellington, hija de un reputado productor musical, Broadway Ben, quien la colmaba de caprichosas atenciones celebrando por ejemplo su 16 cumpleaños en sitios tan exclusivistas y racistas como el Cotton Club y para quien paradójicamente Parker le suponía un remanso de paz y serenidad.
Con una maestría sin igual y haciendo uso de unos extraordinarios flash backs, a modo de ensoñaciones con platillos de batería incluídos, Eastwood hace un repaso por la maravillosa época del jazz, teñida por el azabache desgracia que impregna la existencia de Parker...
Ya desde joven, con 15 años, le advirtieron que de seguir con sus vicios acabaría muerto en 15 o 20 años más... Y a fé que no se equivocaron dado que el personaje murió con 35 años y aparentando 60, víctima de cirrosis, complicaciones con su úlcera, neumonía y un posterior infarto de miocardio...
Era la época donde el autodidacta y joven Parker se abría un hueco en aquellos garitos de la calle 52 y 53 de Nueva York, amén de intentar propagar su Bebop por la costa oeste, al vertiginoso ritmo del lema; "El bebop conquista el oeste" que posteriormente resultaría un profundo fracaso...
Era la época en la que compartía glorias con el inolvidable Dizzie Gillespie a la trompeta en aquellos maravillosos combos que hacían las delicias de los recién llegados, en interminables jam session, llenas de enérgica improvisación, antes de la posterior llegada del pop y del rock.
...Cuando también reclutó a Red Rodney(el pelirrojo trompetista judío que venía de tocar en la banda del inigualable baterista Gene Krupa) para su "famoso quinteto mixto", yendo por las pedregosas y ariscas tierras supersticiosas del sur, en aquellos ambientes Neo Orlenianos donde el jazz sabía a paja y aire...
O cuando finalmente le abrieron el "Birdland" en las proximidades de la calle 53, poco antes de morir a lo Edgar A. Por, sólo que en casa de una aristrócata llamada Nica, mientra veía por la tv un show cómico, y víctima de sus excesos.... Aquellos mismos excesos que le presagiaron en forma de frascos de yodo y de largos internamientos en clínicas de desintoxicación y psiquiátricas, una muerte anunciada y que le llegó en la flor de la vida. De su "paradójica vida".
V I S U A L M E N T E I M P A C T A N T E.
Apodado en su profesión como Bird (pájaro en inglés) y natural de un humilde barrio de Kansas City, Parker acaba de perpretar otra tentativa de suicidio mediante la ingestión de yodo, complicando aún más el virulento estado de sus sangrantes úlceras de estomago...
Su mujer Chan Richardson (espléndida así mismo Diane Venora), una mujer de raza blanca y origen judío, bailarina y fan de Duke Ellington, hija de un reputado productor musical, Broadway Ben, quien la colmaba de caprichosas atenciones celebrando por ejemplo su 16 cumpleaños en sitios tan exclusivistas y racistas como el Cotton Club y para quien paradójicamente Parker le suponía un remanso de paz y serenidad.
Con una maestría sin igual y haciendo uso de unos extraordinarios flash backs, a modo de ensoñaciones con platillos de batería incluídos, Eastwood hace un repaso por la maravillosa época del jazz, teñida por el azabache desgracia que impregna la existencia de Parker...
Ya desde joven, con 15 años, le advirtieron que de seguir con sus vicios acabaría muerto en 15 o 20 años más... Y a fé que no se equivocaron dado que el personaje murió con 35 años y aparentando 60, víctima de cirrosis, complicaciones con su úlcera, neumonía y un posterior infarto de miocardio...
Era la época donde el autodidacta y joven Parker se abría un hueco en aquellos garitos de la calle 52 y 53 de Nueva York, amén de intentar propagar su Bebop por la costa oeste, al vertiginoso ritmo del lema; "El bebop conquista el oeste" que posteriormente resultaría un profundo fracaso...
Era la época en la que compartía glorias con el inolvidable Dizzie Gillespie a la trompeta en aquellos maravillosos combos que hacían las delicias de los recién llegados, en interminables jam session, llenas de enérgica improvisación, antes de la posterior llegada del pop y del rock.
...Cuando también reclutó a Red Rodney(el pelirrojo trompetista judío que venía de tocar en la banda del inigualable baterista Gene Krupa) para su "famoso quinteto mixto", yendo por las pedregosas y ariscas tierras supersticiosas del sur, en aquellos ambientes Neo Orlenianos donde el jazz sabía a paja y aire...
O cuando finalmente le abrieron el "Birdland" en las proximidades de la calle 53, poco antes de morir a lo Edgar A. Por, sólo que en casa de una aristrócata llamada Nica, mientra veía por la tv un show cómico, y víctima de sus excesos.... Aquellos mismos excesos que le presagiaron en forma de frascos de yodo y de largos internamientos en clínicas de desintoxicación y psiquiátricas, una muerte anunciada y que le llegó en la flor de la vida. De su "paradójica vida".
V I S U A L M E N T E I M P A C T A N T E.