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Voto de Reaccionario:
3
Western En 1870, un forastero (Clint Eastwood) pasa a caballo por la tumba de Jim Duncan, antiguo sheriff de la ciudad fronteriza de Lago, en el sudoeste de Estados Unidos. Los propietarios de la compañía minera, Dave Drake (Mitchell Ryan) y Morgan Allen (Jack Ging) lo contratan para que los defienda de tres pistoleros que, recién salidos de la cárcel, están a punto de llegar a la ciudad. El forastero acepta el trato a condición de hacer las ... [+]
3 de diciembre de 2016
6 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Clint Eastwood lo conocemos ya bastante como para saber de qué pie cojea. En todo caso a lo mejor puede sorprendernos la visceralidad con la que se expresa. Pero no nos adelantemos. "Infierno de cobardes" es un western bastante obvio aunque ejecutado con cierta elegancia, que viene a ser una especie de cruce entre su futura "El jinete pálido" (1985) y "Solo ante el peligro" (1952). La película se va manteniendo aunque a la baja pese a cierta acción que luego comentaré a partir de la cual le coges manía al protagonista, pero donde termina de pifiarla Eastwood es en final, en el que se cae de lleno en el ridículo, con unos malos desnortados. Tampoco ayuda el alto grado de exageración en la cobardía y mezquindad de los personajes que imprime nuestro conocido director y actor.

El largometraje podrá tener sus errores, que los tiene, pero no se le puede acusar de no reflejar una mentalidad, que es la de Clint. Es decir, un liberalismo férreo que si en los Estados Unidos se entiende que es la derecha no deja de ser tan de izquierdas o más que la postura a la que critica. Para que se entienda los republicanos ultras son liberales extremos y los demócratas, moderados, pero ambos de izquierdas. Observemos que mientras su héroe reparte tiros se cuestiona el progreso o la paz, se ridiculiza a la religión, en la figura del predicador, y se fustiga a todo lo que huela a autoridad política-estatal o que represente al "burgués", con dinero, cultura o posición social. La réplica a este mundo corrompido es el "hombre libre" representado en el pistolero, punta de lanza contra el sistema.

Por supuesto, en este dibujo crítico de la sociedad puede que las que se lleven la peor parte sean las mujeres. Aquí Clint se pasa tres pueblos convirtiendo no sólo al héroe en un vulgar violador, lo cual es ya grave, sino deslizando la idea aún peor de que en realidad "lo estaba buscando" o "le ha gustado". Para nuestro director las féminas no tienen más finalidad en la vida que encamarse con "el macho", como si no tuvieran voluntad ni le importase nada más que arrastrarse ante el varón, siempre y cuando las trate a patadas. No se me escapa que aquí de lo que se trata es de cumplir una fantasía masculina, en la que se mezcla el deseo sexual y la dominación, que aunque no queramos admitirlo existe, pero darle esa legitimación moral es lo que provoca justamente indignación.
Reaccionario
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