Por mucho que se insista, "El Niño" no parece una película norteamericana. No se trata de que sea buena, regular o mala, de todo se hace al otro lado del charco, si no de un estilo, una forma de trabajar y una disposición de medios bastante superiores a los que se manejan aquí. En Hollywood se pueden rodar auténticas chorradas pero nunca veremos estas persecuciones con coches a diez kilómetros por hora o estas escenas tan sosas consistentes en que un helicóptero va detrás de una lancha durante varios minutos. En realidad, "El Niño" como thriller es flojo y carente de escenas de acción, aunque reconozco que en la parte cómica la mayor parte del tiempo es entretenida, sobre todo por la labor de Jesús Carroza, el Compi, que aunque siempre hace el mismo personaje, el gitanillo más o menos simpático y pillo, le sale bien. Aunque en este caso, a mí me da pena Marifé (María García), que a menudo mangui tiene que soportar: delincuente, pobre, tarambana, drogata y promiscuo.

Sea como fuere, "El Niño" se ha convertido en el mayor éxito comercial del cine español del 2014, sólo por debajo de "Ocho apellidos vascos" (2014). Pero lo cierto es que no sé qué es lo que ha visto el público y sobre todo la crítica especializada, me huele mal tanto elogio y los cuatro Goyas, incluido el de mejor película, en este producto de Daniel Monzón. Ni siquiera se puede decir que su protagonista sea realmente guapo, a mí Jesús Castro no me lo parece si se me permite la opinión de un varón completamente heterosexual. En cambio sí se puede afirmar que es un actor pésimo, aunque es cierto que en este rol no lo hace tan mal como si lo haría en otros registros. En cualquier caso mi opinión es que la película flaquea en su lado policial. ¿Acaso soy el único que echo en falta perros policías para detectar la droga? ¿O que al final todo dependa de una llamada a la Interpol? ¿O que se hurten escenas claves? ¿O que la existencia del topo resulta completamente innecesaria?