Nada más empezar advertí de que si mataban a Lisa, es decir, a Joan Fontaine, había posibilidades para este final, no me iba a gustar "Carta de una desconocida". Sin embargo, su personaje es tan idiota que no me importa si se le cargan o no. Es decir, que muy mal lo han hecho Max Ophüls y compañía. También se podría culpar al responsable primero de este vetusto melodrama, al autor de la novela original homónima publicada en 1922 en la que se basa la película y de la que, por cierto, ya se hayan diversas versiones cinematográficas. O lo que es lo mismo, a Stefan Zweig. Sin embargo, me resisto a meterlo en el saco porque me da la sensación que el guión realiza unos trascendentales cambios con los que se desvirtúa el texto original.

Sea como fuere tenemos un relato que empieza en la Viena finisecular, alrededor de 1895 y que termina sobre 1905, más o menos. Pero, ¿en qué falla el largometraje? Pues principalmente en dos aspectos que están muy relacionados. El uno, que todos los personajes son bastante bobos, el uno que no se acuerda, ella que está majareta y el tercero directamente cornudo consentido en la práctica. Y el otro, la confusión entre ser romántico y ser estúpido, que es lo que le pasa principalmente a ella, que no tiene dignidad, autoestima, ni cabeza. Con razón los ilustrados del XIX se mofaban de los autores románticos, o mejor, de la caricatura simplificada a la que algunos llevaban a esta corriente cultural, que de hecho, es mucho más seria.