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Voto de Reaccionario:
4
Drama Amaro, un joven de 24 años recién ordenado sacerdote, llega a la parroquia del pequeño pueblo mexicano de Los Reyes para auxiliar en los servicios del templo al padre Benito. En el pueblo, el padre Amaro conoce a Amelia, una hermosa muchacha de 16 años que pondrá a prueba sus votos. Además, poco a poco el joven sacerdote se va dando cuenta de cosas que suceden en el pueblo relacionadas con los narcos de la región, encabezados por El Chato Aguilar. (FILMAFFINITY) [+]
21 de mayo de 2013
3 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me temo lo peor, si juntamos la palabra "crimen" y el supuesto autor "el padre Amaro" (Gael García Bernal), ambos en el título, con la hermosa Ana Claudia Talancón que aparece en el cartel. Blanco y en botella ¡Qué nervios! Claro que no os voy a rebelar si mis peores presagios o mi habilidad para adivinar historias y finales imaginando qué cosa me iba a disgustar más se confirma o no en esta película (SPOILER). Respecto a la muchacha, me atrevería a decir que es la actriz más guapa de los últimos años al sur del Río Grande, si dejamos al margen la isla de Cuba y a Ana de Armas. Sea como fuere su personaje de Amelia es lo mejor de "El Crimen del Padre Amaro". Reconozco que es demasiado inocente, bastante tonta y que tiene la cabeza llena de pájaros pero a ver quien no se derrite con esta muchacha tan buenecita y dulce, llena de virtud, pudor y religiosidad pero no exenta de fogosidad y lascivia. Es casi perfecta, sí le añadimos la figura de Ana Claudia. Cómo tienen que estar los niños de salidos con esta catequista. Y bueno, los curas, no sé como se pueden resistir. Qué pena que esta chica no haya dado el salto a Hollywood por la puerta grande pese a que ya ha rodado unos cuantos títulos en los Estados Unidos, aunque sólo la he visto en "Llamada Perdida". Aunque más allá de Talancón hay una película, basada fielmente en la novela homónima de Eça de Queiroz de 1875. Lo malo es que "El Crimen del Padre Amaro" divaga sin mucha fe y sin concretar entre varias tramas que deja sin rematar, salvo la principal.

Aunque lo peor es que la obra queda reducida a un mero ataque a la Iglesia Católica. En este sentido, una buena película no lo es porque se ensalce o se denigra cierta confesión o lo que sea, sino según la forma en que se haga. Y aquí lo que hace Carlos Carrera es una cosa bastante maniquea, poco realista, estereotipada e izquierdista. Obsérvese que los creyentes son corruptos, idiotas, violentos, fanáticos, abusadores, lujuriosos, falsos e hipócritas. En cambio los ateos son buenos, honrados, denuncia el narcotráfico, son razonables y castos, son golpeados, sufren injusticias, etc. Compárese a Amaro con Rubén (Andrés Montiel). Y si hay un sacerdote íntegro, es de la teoría de la liberación y se sitúa al margen de la Iglesia. No me negaréis que esta visión no es mentirosa, burda, poco creíble y tendenciosa pero supongo que si se trata de demonizar al catolicismo muchos con esto ya se frotan las manos. Claro que hay que ser cínico para que en México después de decenios de persecución religiosa de la mano de gobiernos sempiternos del PRI, que llegó a su punto álgido con la Guerra Cristera, vayan ahora de víctimas. Y bueno, cuando sale el tipejo ese con el retrato de Lenin, el carnicero líder comunista, diciendo que la agresión de los católicos es como durante el franquismo es de pena. ¿Acaso desconoce el director, seguro que sí, que fueron los republicanos, laicos y ateos, los que asesinaron a miles de religiosos en la Guerra Civil Española sin más motivos que ser creyentes? Qué cara más dura, cuanta ignorancia y sectarismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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