Y para aquellos que no entiendan mi título, acudid a mi crítica del remake del año 1957 de esta película. En cualquier caso, si existía alguna duda de que el cine clásico está generalmente muy sobrevalorado tenemos esta "Tú y yo", un melodrama nominado a seis Oscars, pero que en realidad es bastante rollo, con su romance de folletín prefabricado y acelerado. Es curioso, porque luego el mismo Leo McCarey volvió a adaptarla en 1957 y le salió un poco mejor, aunque todavía mal. Sin embargo fue en 1993 con la versión más libre de "Algo para recordar", donde este argumento da lo mejor de sí para una obra no brillante pero con cierto encanto. Lo que demuestra dos cosas, que la evolución en cualquier campo es posible pero también que el apogeo del cine se sitúa en lo que yo llamo los ochenta largos, que quiere decir, que incluye parte de la década de los setenta y casi todos los noventa.

Regresando a la "Tú y yo" original, reconozcamos que se trata esencialmente de una fantasía femenina, hecha por y para ellas. No en vano, el creador de la historia no fue "el" sino "la", Mildrem Cram, que da rienda suelta a su imaginación de playboys franceses, acosado por hembras en celo de un modo absolutamente irreal y ridículo. Pero esa es la fantasía femenina. De hecho la presentación de los personajes y los primeros encuentros en el barco son horribles, faltos de naturalidad, estirando de un modo muy artificial sus encuentros y conversaciones. La película peca de brusca en muchos aspectos, como puede ser en la evolución de los personajes, porque sí, pero sobre todo en el aspecto clave: su enamoramiento exprés, totalmente increíble, dado los perfiles de ella y sobre todo de él. ¿Por qué esa y no las decenas o centenares que ha tratado? Ah, es que esa es la fantasía femenina, el guaperas de turno enamorado de ti, fémina muy del montón, sin motivos y hasta las trancas. Pues no la compro.