Como ensayo filosófico-político, aunque parezca lo contrario, no resiste el más mínimo análisis. "Antz" se salva más que por la intención erudita, por una trama bien construida, sus personajes y su dosis de humor inteligente. Salida casi como rival de "Bichos", que es del mismo año, la presente gana por puntos, tal vez porque es más adulta, por más que el diseño de estos insectos se vea ahora tan feo como en 1998. ¿Dónde ha quedado el dibujo a lápiz? Volviendo a "Antz", no se puede tomar muy en serio por el alto grado de hipocresía, yo de rey para abajo, no lo acepto, dirá el protagonista, la falacia de que cada uno escoge su lugar, ¿acaso no hay competencia en la vida real? o que para la supervivencia de la colonia, la labor de las obreras es fundamental pero no haciendo túneles sino aportando alimentos. Me gustaría saber cómo queda la colonia al final. Me temo que igual que antes.

Ahora bien, aprovecho para aclarar las conexiones políticas que se establecen por medio de la película. Por un lado, hay dudas si lo descrito es una sociedad comunista o fascista, me inclino más bien por lo primero, descartando la simplona de "autoritario" que no significa nada definitorio, pero en lo que hay unanimidad es que se sitúa en un espacio intermedio entre el colectivismo totalitario, de izquierda o derecha, y el individualismo anarquizante de insectopía. Ahí está el error. La izquierda, comunista o anarquista, sí anarquista, es colectivista por definición pero el fascismo, al igual que el liberalismo, es tan colectivista como individualista, motivo por el que son movimientos puramente centristas. En cambio es la derecha, conservadora o tradicionalista, la que es individualista, al revés de lo que se piensa, pues construye el orden o vínculo social sobre relaciones exclusivamente personales.