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3
Thriller. Fantástico. Terror En 1921, después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), una escéptica mujer viaja hasta un internado para investigar una aparente posesión. Justo cuando cree que ha desacreditado la teoría del espíritu maligno, tendrá un espectral encuentro que desafiará todas sus creencias racionales. (FILMAFFINITY)
4 de octubre de 2015
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso esto. Resulta que a Rebecca Hall la había visto ya varias veces en la gran o no pantalla pero me había resultado indiferente, por ejemplo, en "Ciudad de ladrones" (2010), o incluso poco agraciada, es el escaso de en "El retrato de Dorian Gray" (2009). Sin embargo, aparece en "La maldición de Rookford" y, aunque tampoco es que sea una belleza superlativa, está guapa. Sí, me ha gustado, pese a que su personaje, la investigadora de lo paranormal Florence Cathcart sea un poco hueso, porque va de mujer dura y adelantada de su tiempo. Después de pensarlo, creo que esto se debe a dos motivos. Por un lado, que está un poco más gorda, y por el otro, que esta moda de 1921 es que es muy bonita, nada que ver con lo que tenemos en mente cuando pensamos en el look de los años 20, que efectivamente es bastante feo, pero que no empezaría a verse hasta 1923. Os confieso que a mí esta época me fascina muchísimo, más que ninguna otra, digamos la que va de 1914 a 1922-23, para acotarlo al máximo.

Así que "La maldición de Rookford", historia de fantasmas en la Inglaterra de 1921, lo tenía todo para triunfar: la chica, el vestuario, la época, la trama y hasta aparecen mencionadas las colonias, en concreto la India Británica y Kenya. Ahora bien, alguien comete un gran error, un inmenso error, parafraseando aquella portada de "El País" en relación a Adolfo Suárez. ¿Cuál? Pues que Rebecca lleva unos conjuntos, aunque sencillos muy atractivos, pero en cambio le han colocado unos chanclos, que no sólo son anacrónicos, sino horrorosos, en vez de unas de esas botas negras (o marrones) con cordones o blancas efecto polainas, que aún se llevaban. Si es que por un momento pensaba que iba en zapatillas. La única explicación para esta enorme metedura de pata que me puso de mala leche, es que como es una joven moderna, racional y "feminista", pues no va sexy sino práctica. Sí es así, os habéis lucido. Además de esto, la película no es que no cause miedo, sino que se vuelve incoherente con sus violentos giros.
Reaccionario
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