Película que va de menos a más en su trama y que está presentada con planos de mucha elegancia y simbolismo. Representada por una dupla actoral que se mezcla muy bien: Jennifer Connelly y Ben Kingsley, los cuales interpretan personajes que en principio parecen muy opuestos y en el avance ambos convergen en el desequilibrio. La Participación de Ron Eldard es demasiado negativa y considero que altera la armonía dramática que se va llevando en el guión, sin embargo la parte fotográfica y la musicalización elevan suficientemente el valor de la Película.