En medio de esta fiebre de Hollywood en que parece que todo lo joven reluce más, está esta versión de "Las cuatro plumas" en que tres actores jóvenes se hacen con los personajes principales, carácteres que tal vez interpretados por actores más maduros habrían tenido seguramente matices mucho más interesantes.

Sin embargo, aquí tenemos a tres actores bellos y esplendorosos como Wes Bentley, el inovidable vecino de "American Beauty", Kate Hudson, una chica con encanto como ya demostró en "Casi famosos", y el malogrado Heath Ledger, el mejor de terceto con diferencia, con un talento ya probado en varias ocasiones.

Los tres se ponen al servicio de una historia de por sí interesante: un gran soldado que en tiempos de guerra se permite el lujo de que le tiemblen las piernas... como les sucedería a muchos, por la misma absurdidad de la guerra, de ir a combatir a un pueblo en medio del desierto en nombre de su graciosa majestad, el miedo a morir en la contienda, el absurdo masacrar a un pueblo y a sus habitantes porque "ocupan" una tierra que otros se creen en el derecho de reclamar. En fin, el colonianismo en su sentido más literal.

La película está bien, con algunos peros, por ejemplo, la cara de perro que luce Wes Bentley en toda la peli, como si estuviera cabreado con el mundo entero, o la escasa profundidad del personaje de Kate Hudson, convertida en un mero instrumento amoroso por parte de los dos protagonistas. Y ya pongámonos trascendentales, la poca o escasa crítica al colonianismo por parte de las potencias europeas, causantes de tantas guerras y desastres. Sin embargo, entre los aciertos, se cuenta el gran entretenimiento que es, el trabajo de los actores, la logradísima ambientación y lo naturales que parecen los momentos bélicos, tratados con la suficiente tensión y emoción.

Sin duda, lo mejor es ese emocionante recorrido por Sudán, junto con la interpretación de Heath Ledger, que es con diferencia el que mejor entiende a su personaje y, por consiguiente, el más entregado. De ahí que sus escenas posean más intensidad que las de sus otros dos compañeros protagonistas. Y atención también para Djimon Hounson, un actor abonado a lucir taparrabos en sus películas, que aquí actúa nuevamente con la contundencia acostumbrada.