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España España · Barcelona
Voto de Sémele:
6
Drama. Romance Alice y Michael Green son, a primera vista, el prototipo de matrimonio ideal estadounidense: ella es consejera de estudios en una escuela superior y él es piloto; tienen dos hijas y una bonita casa. Sin embargo, tras esta apacible imagen, Alice esconde un terrible secreto, es alcohólica. Sin unas copas se siente incapaz de afrontar cualquier compromiso social. Cuando su marido se da cuenta, intentará hacer frente a la situación ... [+]
13 de octubre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título de una canción mítica de Percy Sledge funciona como gancho comercial para un drama romántico que contaba con dos de estrellas de Hollywood en su apogeo: Meg Ryan y Andy García.

Meg Ryan era, por aquel entonces, la reina de la comedia romántica que buscaba probablemente demostrar que también podía interpretar personajes dramáticos. En cierto modo, para dejar un poco apartada su imagen de "Novia de América" tras el éxito de la soberbia "Cuando Harry encontró a Sally" o "Algo para recordar".

Andy García, actor hispano que fue el precursor de otras incursiones hispánicas en Hollywood (Antonio Banderas, Benicio Del Toro, Javier Bardem...), tras el éxito de "Los intocables", "Black Rain" o "Asuntos Sucios" (y su nominación al Oscar por "El Padrino III"), quería explotar una vertiente de protagonista dramático, después de demostrar sus prestaciones como secundario.

El resultado es un drama romántico muy de los noventa que se deja ver: un drama donde el amor puede con todo lo que le echen, vaya. El tema del alcoholismo en el ámbito familiar está más chupado que la pipa de un indio: cualquier telefilme de sobremesa te saca el tema en un pispas sin apenas profundizar. En "Cuando un hombre...", se permiten el lujo de profundizar un poco más pero dentro de los productos made-in-Hollywood (no es un Loach, por poner un ejemplo). Aquí vemos el declive de una pareja preciosa, con dos niñas pequeñas adorables, por culpa de los problemas con el alcohol que atraviesa la esposa y madre.

La primera hora, por decirlo de algún modo, es de MEG RYAN. Está lograda y se ve bien, no por un guion bastante facilón, sino en buena parte por la entrega de la actriz, a pesar de sus muchos tics algo cansinos (movimientos rápidos, caídas de ojos, etc), pero su bella bebedora, a la que difícilmente vemos deteriorada físicamente, está bien. La actriz hace una interpretación ajustadísima de Alice, profesora y ama de casa, que encuentra en la bebida la emoción que le falta en su vida.

Un cúmulo de situaciones domésticas nos dejan claro el problema. La ambientación, la banda sonora, la fotografía... son geniales y esa criatura (Tina Majorino), la mayor de las niñas, está fantástica, robando muchas veces las escenas a los adultos.

La película podía acabar aquí y punto. Pues no. Decide adentrarse en otro tema: el de la sobreprotección de un cónyuge sobre el otro que lleva inevitablemente a la asfixia sentimental.

Esta segunda hora pertenece a ANDY GARCÍA. Su Michael Green, el marido entregado y enamorado de su esposa, es un personaje más plano y trillado y mil veces visto. El bueno de Andy siempre me ha parecido un actor secundario al que los protagonistas le van un poco grandes. Sin embargo, es de apreciar su trabajo aquí, salvo alguna excepción. Por ejemplo, cuando empieza a gritar como un loco o se pone a llorar a moco tendido. Si grita, acaba por ponerte de los nervios. Y si llora, piensas: "¿Cómo puede llorar tan mal que hasta se le nota que tiene algo pegado en la garganta?". Hasta los "morritos" que ponía Brad Pitt cuando lloraba en "Leyendas de pasión" te suenan a Shakespeare comparados con los de García.

El final es bastante inverosímil pero el conjunto funciona bien. Es agradable y entretenida y se deja ver. Te deja una sonrisa de felicidad.
Sémele
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