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Voto de Sandro Fiorito:
8
Drama Drama familiar. Cuando Zach entra en la adolescencia y descubre que es diferente a los demás, reprimirá sus tendencias más profundas para no perder el amor de su padre. Entre 1960 y 1980, vive rodeado de sus hermanos, de Pink Floyd y los Rolling Stones, los porros fumados a escondidas, las grandes y pequeñas discusiones. Pero, sobre todo, lo que Zac busca es poder mantener la relación con su padre. (FILMAFFINITY)
26 de septiembre de 2011
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces en el cine se ha tocado la homosexualidad de una manera capaz de unir lo riguroso y lo elegante de una forma tan amena. En esta película el colectivo protagonista sale con su imagen refrescada, muy beneficiado por un relato que ayuda a comprender su realidad sin la necesidad de dramatizar la historia mediante descripciones exageradas; hecho en el que lamentablemente sí tropiezan otras producciones cinematográficas que abordan la materia y en las cuales se recurre al desproporcionado e histriónico estereotipo habitual que pretende representar a todo el colectivo gay. La obra del canadiense Jean Marc Vallée (“La reina Victoria”, 2009) es una película seria, didáctica, necesaria, que arranca sonrisas y estruja corazones, y que aprovecha su núcleo central para ir más allá, ramificando la historia hacia otros lugares en los que el público general pueda sentirse más identificado. La homosexualidad que se analiza en la historia es también una metáfora aplicable a nuestras experiencias personales, y desde la cinta no sólo se invita a ‘salir del armario’ a su protagonista sino a toda aquella persona que indiferentemente de su orientación sexual, albergue tras de sí un gran deseo de explotar y mostrarse tal y como es realmente, librándose de todas las ataduras y complejos de este mundo lleno de prejuicios, y haciendo brillar el esplendor de la más absoluta naturalidad.

En esta historia -inspirada en los propios recuerdos personales del co-guionista François Boulay- se presenta cronológicamente la evolución de Zachary Beaulieu desde su infancia (Émile Vallée) hasta su adolescencia (Marc-André Grondin), mostrándonos todos los problemas a los que deberá enfrentarse en la vida pero también haciéndonos partícipes de sus pequeñas ilusiones. Los mayores quebraderos de cabeza provienen (más allá de su conciencia) de sus tres insoportables hermanos, con los que apenas tiene la confianza para entablar cualquier tipo de conversación. Ya desde bien pequeño Zachary deja entrever sus inclinaciones, prefiriendo los juguetes femeninos por encima de los de habituales para su sexo, y mostrándose mucho más sentimental que sus congéneres, algo que preocupa profundamente a su padre, Gervais (Michel Côté), quien por todos los medios tratará de limpiar el cerebro de su hijo. Mientras todo transcurre en Quebec (Canadá) a través de una fascinante ambientación de la época, sus envolventes escenas continúan hablándonos del crecimiento de Zachary, sus amistades, la relación con sus padres, pequeños secretos y temores. Hechos que irán extendiéndose hasta su paso a la adolescencia, etapa en la que tendrá que lidiar con problemas mucho mayores, haciendo sentar las bases de lo que será su vida y enfrentándose al mundo como hasta el momento no lo había hecho.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sandro Fiorito
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