Pese a que el guión parece escrito únicamente recopilando archivos de Hormigas Blancas y pese a que Gala Évora no pilla el carácter torrencial que dejan traslucir las intervenciones públicas de la Faraona, Lola: la película no es una mala ídem. Hermoso apuesta por el lado humano de la cantaora más que por el artístico, y acierta, porque lo que queríamos ver era aquello que no nos habían contado o que se rumoreaba por lo bajito sin atreverse a afirmarse con rotundidad: abortos, ambición de poder, cuernos, vida loca, etc. El retrato resultante la revela pájaro indefenso herido de amor, muy inteligente en la labor profesional pero llena de magulladuras en su vida sentimental, porque la quisieron pañuelo de usar y tirar y ella merecía algo más.

Es una lástima que esta carnaza emocional se diluye en medio de una dirección plana y convencional y unas salidas de guión inadecuadas. El primer tramo, por ejemplo, es bastante lamentable. El resto se mueve entre lo previsible y lo emocionante, pasando de puntillas por algunos asuntos importantes y remarcando otros de forma excesiva. Gala Évora, a pesar de que la timidez taimada que imprime a su personaje no la acabo de encajar en la visión que tengo de la cantante, lo hace muy bien y sin titubeos de principiante. El conjunto es desequilibrado y ocasionalmente fallido, pero presenta un enfoque más valiente y acertado que el que utilizó Chávarri para contarnos la vida de Camarón.

Lo mejor: refleja a una Lola independiente y moderna, como seguro fue.
Lo peor: Hermoso filma sin pasión alguna.