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Voto de Marcos G Rayado:
6
Comedia. Romance Rafa (Dani Rovira) es un joven señorito andaluz que no ha tenido que salir jamás de su Sevilla natal para conseguir lo único que le importa en la vida: el fino, la gomina, el Betis y las mujeres. Todo cambia cuando conoce una mujer que se resiste a sus encantos: es Amaia (Clara Lago), una chica vasca. Decidido a conquistarla, se traslada a un pueblo de las Vascongadas, donde se hace pasar por vasco para vencer su resistencia. Adopta el ... [+]
10 de abril de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que es indiscutible que “Ocho apellidos vascos” es, por encima de todo, una película entretenida. ¿Significa esto que sea una buena película? Depende. Según la óptica de cada uno. En mi opinión, una buena película tiene que ser algo más que entretenida. Tiene que ser apasionante, divertida, inolvidable, conmovedora... y “Ocho apellidos vascos” no es nada de eso. Tiene alguna escena graciosa, pero en general, no desarrolla un humor capaz de hacerte llorar a lágrima viva durante los 98 minutos que dura el film. Comencemos por el principio.

“Ocho apellidos vascos” propone la historia de un andaluz llamado Rafa (Dani Rovira) que se enamora de un chica vasca, Amaia (Clara Lago). Para conseguir conquistarla, se traslada a Euskadi, donde tiene que hacerse pasar por vasco. Los chistes de la película tienen como base los prejuicios sobre andaluces y vascos. Si bien resulta gratificante observar que las bromas sobre los estereotipos ya son tomadas con naturalidad en España por la gran mayoría, no es sencillo construir una historia en torno a ello. Es diferente realizar un monólogo de media hora que una película de una hora y media, y con el paso de los minutos, el argumento se desinfla.

Los personajes no pecan de exagerados. Aunque a muchas personas les puedan parecer excesivos, casi caricaturescos, lo cierto es que están bastante bien perfilados. Obviamente, responden a un estereotipo, pero pongo la mano en el fuego de que existe “gente así”. Sin embargo, el hecho de haber llevado los diálogos hasta el extremo con el fin de encajar mejor las bromas, hace que la verosimilitud del film se resienta. Por otro lado, ni Clara Lago ni Dani Rovira son grandes actores, y eso se nota, aunque en este caso, sirva la excepción, no es lo más importante. Además, están contrarrestados por las interpretaciones de Carmen Machi y, especialmente, Karra Elejalde.

El principal problema de la película de Martínez-Lázaro es, por desgracia, su humor. No está mal, no es el humor rancio y zafio tan asentado en España, pero a pesar de ello, sabe a poco. Sabe al tipo de humor que harías con tu amigo vitoriano y tu amigo cordobés. Quemar contenedores y cortar troncos. La Vírgen del Rocío y bailar sevillanas. Algo cotidiano, estereotipado, ideal para pasar el rato, pero poco más. Me llamarán pedante, pero al cine, al arte en general, hay que exigirle más. “Ocho apellidos vascos” supone un alivio respecto a la gran mayoría de películas españolas, pero conformarse con eso sería un error. Y me da la impresión de que nos vamos a conformar con ello.
Marcos G Rayado
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