Y volvimos a llegar tarde al cine. Yo ya tenía ganas de meterme en alguna sala despúes de unas vacaciones de descanso. Y la película seleccionada fue ésta, no se muy bien por qué.
El caso es que ibamos preparados para el acontecimiento con mucha cerveza en mi bolso y otra tanta ya en el estómago por si las moscas. Porque después de la gran decepcion de Ice Age 3 me negaba a perder otra hora y media de mi vida...

Lo primero que ví al entrar, fue a una niña que hablaba muy alto, a la que le faltaba un diente y que me dio un poco de miedo. Así que empezamos con la cerveza, la cosa no tenía muy buena pinta. Porque lo que menos me apetecía ver era una historia de niños que tienen aventuras y bla bla bla, la amistad es muy bonita y fin.

Pero la suerte estaba a mi favor. ¡Resulta que pasan de tener 6 ó 7 años a tener 70 en 2 minutos! Bien por mí. Otro brindis por eso.

Entonces, sin darme cuenta, la película ya había terminado. Acabé saltando a la fila de delante a por el tapón de mi cerveza, porque no se en que momento salío disparado.

Eramos cuatro en el cine. Nosotros nos pasamos casi toda la película riendo, el resto no.

Así que ahora es cuando me pregunto yo ¿La peli era divertida o estaba yo borracha? Quién sabe.