Media votos
7.7
Votos
97
Críticas
10
Listas
3
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Jose:
10
8.2
78,379
Intriga
Un reportero fotográfico (Stewart) se ve obligado a permanecer en reposo con una pierna escayolada. A pesar de la compañía de su novia (Kelly) y de su enfermera (Ritter), procura escapar al tedio observando desde la ventana de su apartamento con unos prismáticos lo que ocurre en las viviendas de enfrente. Debido a una serie de extrañas circunstancias empieza a sospechar de un vecino cuya mujer ha desaparecido. (FILMAFFINITY)
6 de enero de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda una de las mejores películas del director. Técnicamente es impecable: con un tiempo interno corto y un mismo escenario, la vecindad, y las viviendas de cada inquilino, Hitchcock crea un espacio único, que dota al filme de intimidad. El protagonista es Jeff, pero también lo somos nosotros; somos nosotros quien a través de él nos colamos en cada casa, cotilleamos cada una de sus vidas y nos implicamos en el vecino central, el señor Thorwald. El director sabe crear a la perfección un mundo complejo, de rencilla y suspense de una trama inicial tan simple y cotidiana que es un señor con una pierna escayolada que reposa, y en cuyo período de recuperación se convertirá en todo un profesional del voyeurismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Se crean en la película dos líneas argumentativas que ineludiblemente se entrelazan. Por un lado, la relación de Jeff con Lisa, interpretada por una impecable y preciosa Grace Kelly, y el misterio que resulta ser el señor Thorwald. Con el paso del tiempo, nuestro protagonista se centra en dicho vecino, percibiendo en este conductas anómalas, que llevan a Jeff a pasar de ser un espectador casual de sus vecinos a ser un auténtico detective. Lisa y la enfermera del personaje interpretado por Stewart, en un principio escépticas y preocupadas por la obsesión del protagonista con el espionaje vecinal, acaban al final de la película convirtiéndose en verdaderas cómplices del caso, llegándose incluso a arriesgarse por tal de desenmascarar el crimen de Thorwald, que ni más de menos, es el asesinato de su mujer.
Hitchcock sabe cocinar con auténtica destreza todos los alimentos de primera calidad de la película: la evolución de Jeff con Lisa; la propia evolución de esta última y de Estela, la enfermera; un ambiente envolvente, conseguido, entre otras muchas cosas, por unas imágenes familiares e íntimas, y por una música, que además, procede del propio largometraje, de una de las casas de los vecinos. Se consuma la película con la visión del ser humano como 'una raza de mirones', tal y como dice Estela —en mi opinión, uno de los mejores personajes, con una interpretación sublime— en la que cualquiera podría sentirse identificado. De ahí el título de esta reseña 'ética de ventanas', término que también aparece en el largometraje y que bien define esto que digo, esa necesidad, en ocasiones casi anímica que a veces tenemos por saber de los entresijos y de los asuntos ajenos.
Todas las tramas individuales de cada vecino se entrelazan. En palabras de Göethe, «todo se teje hacia la totalidad»; todo en la película acaba unificado, y aquellos momentos en los que nos reímos de Jeff pensando que está alucinando, acaban siendo momentos de verdadera tensión, como son la muerte del perro, momento clave del filme y desde el que se desarrolla todo el cuerpo principal de la tensión, que se exaspera para llegar a un final tensísimo: la lucha de Jeff y Thorwald, que quiere asesinarle también.
No cabe duda de que es una película altamente recomendable, donde los errores, si es que se pueden encontrar, son imperceptibles. Basta solo esta película para afirmar la maestría de Hitchcock.
Hitchcock sabe cocinar con auténtica destreza todos los alimentos de primera calidad de la película: la evolución de Jeff con Lisa; la propia evolución de esta última y de Estela, la enfermera; un ambiente envolvente, conseguido, entre otras muchas cosas, por unas imágenes familiares e íntimas, y por una música, que además, procede del propio largometraje, de una de las casas de los vecinos. Se consuma la película con la visión del ser humano como 'una raza de mirones', tal y como dice Estela —en mi opinión, uno de los mejores personajes, con una interpretación sublime— en la que cualquiera podría sentirse identificado. De ahí el título de esta reseña 'ética de ventanas', término que también aparece en el largometraje y que bien define esto que digo, esa necesidad, en ocasiones casi anímica que a veces tenemos por saber de los entresijos y de los asuntos ajenos.
Todas las tramas individuales de cada vecino se entrelazan. En palabras de Göethe, «todo se teje hacia la totalidad»; todo en la película acaba unificado, y aquellos momentos en los que nos reímos de Jeff pensando que está alucinando, acaban siendo momentos de verdadera tensión, como son la muerte del perro, momento clave del filme y desde el que se desarrolla todo el cuerpo principal de la tensión, que se exaspera para llegar a un final tensísimo: la lucha de Jeff y Thorwald, que quiere asesinarle también.
No cabe duda de que es una película altamente recomendable, donde los errores, si es que se pueden encontrar, son imperceptibles. Basta solo esta película para afirmar la maestría de Hitchcock.