Me faltan palabras para definir esta soberana tontería, esta solemne bobada de ángeles exterminadores, digna de una mente enferma.

La bazofia esta es risible nada más comenzar, pues el tema se las trae y se las lleva. Resulta que Dios está todo rebotado con la humanidad, no sé sabe muy bien por qué pues no queda claro el asunto, por segunda vez, el primer mosqueo divino lo pilló mandando el Diluvio, y esta vez lo que decide el creador es que en vez de que los ángeles hagan pipi e inunden el mundo, mejor es que vengan con metralletas, morteros etc. o posean a los pobres seres humanos llenándolos de oscuras intenciones.

Ya solo con los reglones anteriores la cosa suena cutre del copón, pero no, amigos la cosa puede empeorar bastante, pero que bastante más, ya que resulta que para evitar que la humanidad desaparezca, un ángel se rebela contra Dios para salvar a la raza humana, para ello tiene que proteger a una camarera de un bar de mala muerte, perdido en la nada, que va a tener un hijo de padre desconocido, al cual debe proteger. ¿Por qué? Ni puta idea, no se llega a saber nunca, al guionista se le olvidó escribirlo.

Con este inicio la cosa no podía salir bien, ni trabajando el mismísimo Dennis Quaid, los ángeles en vez de ser esos seres rubitos con ojos azules, mofletitos tiernos, y diminutas alitas blancas se tornan en algo así como gallos de corral, con muy mala leche y alas negras, que cuando poseen a los seres humanos crees que más que un ángel le ha poseído un gremlins o la niña del exorcista o un zombi cutre de los de “House of the dead”, igualitos de desaliñados y parecidamente tontos.

En fin, luego una sarta de tiros, escenas escandalosamente tontas, actuaciones de un nivel penoso, conversaciones asnales para todos los gustos y desconcierto total dentro de la historia, pues no te enteras de lo que está pasando, vamos si te enteras, pero no das crédito a lo que se te cuenta por lo increíblemente absurdo que es todo.

De lo peorcito que he visto en mi vida, y eso que algún efecto que otro está realizado con decoro y podría ser digno de mención, solo por eso le meto un dos y no el cero que verdaderamente se merece.