Haz click aquí para copiar la URL
Voto de claquetabitacora:
7
Acción. Intriga. Thriller Un hombre amnésico es rescatado por la tripulación de un barco pesquero italiano cuando flota a la deriva en el mar. No lleva nada consigo. Sólo las balas que lleva clavadas en la espalda y un número de cuenta de un banco suizo que lleva adherido a la cadera. Carece de identidad y de pasado, pero posee unas serie de talentos extraordinarios en artes lingüísticas, marciales y de autodefensa que sugieren una profesión de riesgo. Confuso y ... [+]
26 de julio de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie podía imaginar que “El caso Bourne”, de Doug Liman, acabaría convirtiéndose en todo un referente. Es más, dudo que el propio escritor, Robert Ludlum, supiera hasta donde iba a llegar su propia creación. Tristemente falleció en 2001, un año antes del estreno de la película. El agente del gobierno amnésico que va recuperando la memoria a medida que intentan acabar con su vida se convirtió, de la noche a la mañana, en un nuevo héroe de acción, mucho más humano que espías anteriores pero a su vez muchísimo más letal de lo que el género nos tenía acostumbrados. Es más, tal fue el éxito de la propuesta que acabaría deparando una trilogía férrea, bien construida y un ejemplo de cine de calidad cinematográfica. La razón es bien sencilla. Uno analiza la suma de cómputos para comprobar que estamos ante un trabajo casi perfecto. Para empezar Liman prefiere mantener al margen todo lo que el cine de acción explosivo y cargado de efectos especiales suele ofrecer con este tipo de productos para acercarse a los thrillers de intriga de las décadas de los 60 y 70, con ese toque europeo frío y solitario, donde imperaba la sensación de desamparo por parte del protagonista mientras agencias de espionaje, a través de sus despachos abarrotados de gente, observan a través de una pantalla el devenir de los acontecimientos.

Marsella, París, Zúrich, etc. son los escenarios elegidos para este viaje donde Bourne no tiene un hogar, no tiene un sitio donde quedarse. Lo interesante del juego es como sentimos la soledad del personaje, como no tiene donde ir y como debe seguir las pistas de un camino de migas de pan obtuso se tratase para descubrir quién es, por qué le persiguen y quien era antes de perder la memoria. Jugando con la propia esencia del cine de espías clásico, sin apenas fuegos de artificio, el guión juega en todo momento con la memoria dañada de Jason, dejando tanto al personaje como a nosotros en una situación de incomprensión y desamparo. Liman rueda de forma templada los momentos calmos para que podamos ir colocando las piezas en su lugar adecuado mientras el protagonista de esta función debe averiguar por qué se ha convertido en un objetivo a eliminar. “El caso Bourne” funciona como thriller maduro a la perfección pero es en los momentos de acción donde se luce magistralmente siendo el aspecto que le confiere el empaque necesario para convertirse en todo un referente tanto el cine de acción como en el cine de espías de nuevo cuño.

Lo importante del caso es que el guión está muy bien trabajado, jugando con todas las piezas de forma que uno no se pierda aunque aparezcan muchos nombres y ciertas situaciones que puedan dar cierta sensación de confusión. El director consigue que tanto los personajes como el espectador vayan hilvanando una madeja realmente compleja y de varias capas de una forma fácil, entendible y ante todo coherente aunque siempre se pueden pulir ciertos aspectos para que la fluidez sea mucho más agradecida: toda la trama de la morgue, del personaje de Wombosi y el alias de John Michael Kane que tiene Bourne para la misión merecía un poco más de enfoque sin quedar tan desdibujada. Otro de los elementos que confieren a la película esa sensación de cine de calidad es que tanto trama como acción van de la mano, aunando habilidad con arte, necesitándose mutuamente y demostrando que tanto forma como fondo son necesarias y se complementan a la perfección. Es tanta la pericia técnica a la hora de plasmar las coreografías en las escenas de acción y los enfrentamientos cuerpo a cuerpo (aunque apenas hay dos o tres a lo sumo) que acabaron por convertirse en un ejemplo a imitar sentando cátedra en el género. La escena del parque, la escapada de la embajada en Zúrich, la persecución con el mini por las calles de la ciudad, la pelea en el piso en París (nunca un bolígrafo había sido tan letal) o la salida del piso franco del final (el golpe de impacto final es sencillamente el efecto físico más logrado de toda la película) son sólo muestras de un equipo entregado y entendiendo el nuevo lenguaje cinematográfico. Sin ir más lejos la saga de James Bond se lo debe todo pues fue a partir de “Casino Royale” (Martin Campbell, 2006) que decidieron copiar el formato para hacerlo suyo.

- Continúa en spoiler -
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
claquetabitacora
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow