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Voto de claquetabitacora:
8
6.3
12,861
Thriller. Drama
Babitch (Michael Rapaport), un policía de Nueva York, conduce de noche de vuelta a casa cuando es atacado por dos individuos. Intenta atraparlos, pero cuando le apuntan con una pistola, instintivamente, dispara y los mata. En un instante, el puente se llena de policías, que comprueban que los agresores no tenían ninguna pistola, y deciden actuar por su cuenta. Todos viven en un barrio de Nueva Jersey donde el sheriff, el bonachón Freddy ... [+]
18 de mayo de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
James Mangold, un director que nunca me ha parecido interesante (más allá de alguna que otra cinta interesante), realiza aquí su, hasta la fecha, mejor película y por ende uno de los mejores trabajos de Sylvester Stallone alejado de sus roles típicos de héroe de acción impasible en un thriller policiaco con aroma a western clásico donde la policía acaba convirtiendo una parte de New Yersey en su corralito particular. Tal es así que la corrupción llega a cotas incontrolables gracias también a contactos con la mafia. Dejando a un lado la parte del guión que es, sin lugar a dudas, el eje fundamental, la película es el botón de muestra de que Stallone, en una época cuya filmografía iba cuesta abajo y sin frenos, demostraba que era un actor que podía demostrar que tenía la madera necesaria para conseguir un rol ajeno al músculo, más cercano a lo que la crítica aplaude y no cruje. Sin ir más lejos tuvo que engordar 15 kilos para alejarse del físico musculoso al cual nos tenía acostumbrados y dejar la acción de puñetazos y mamporros a un lado para adentrarse en una historia donde lo que prima son las dotes interpretativas y no el físico. Por así decirlo, se quitó el disfraz de pétreo e impasible héroe de acción para enfundarse la piel del héroe anónimo y cotidiano, una especie de vaquero que su moral le pide (y obliga) a hacer lo correcto siempre, a costa de ser el hazme reír de los demás. Una forma muy clásica de conjugar el cine del oeste con el policíaco con aroma a clásico.
La película empieza de muy potente. Una persecución y un asesinato de dos chicos negros a manos de un policía blanco en el puente George Washington, que une Nueva York con New Yersey. Un puente reconvertido en símbolo de impunidad, icono de como la jurisdicción política, policial y social acaba en un lugar para convertir la policía corrupta en un elemento intocable. En esta escena logramos ver hasta dónde llega la manipulación, corrupción y destrucción de la ley y orden. Y en medio de todo este podrido entramado se encuentra Freddy, el personaje interpretado por Stallone. Debido a un accidente donde se quedó sordo al salvar a la chica de sus sueños no puede acceder a ser policía. Tal es así que acaba convirtiéndose en el sheriff ninguneado del pueblo. Un héroe a fin de cuentas pero que por su condición inocente y pura en contraste con la corrupción podrida de sus vecinos es objeto de burla y ninguneado por el resto de policías. Cinematográficamente hablando es como si los protagonistas de las películas de Frank Capra o Howard Hawks, héroes de condición y espíritu acabaran conviviendo con los personajes que surgen de la mente de Quentin Tarantino. El bien contra el mal en estado puro. La inocencia de una forma de vida contra lo sórdido de lo corrompido.
“Copland” es un título coral con un reparto de lujo, cargado de apellidos realmente potentes (Harvey Keitel, Ray Liotta, Robert De Niro, Robert Patrick, Peter Berg, Janeane Garofalo, Michael Rapaport, Annabella Sciorra, Noah Emmerich, etc.) y con actuaciones muy solventes que si bien es cierto no todos son importantes ni todas las historias sin igual de interesantes puede decirse que los aciertos de unos compensan los fallos de otros. Por la sencilla razón de que todos, en mayor o menor grado, son una especie de piezas de un puzle que ofrece en su conjunto una mancha gris que tapa el blanco de la condición humana. Mangold trabaja de forma concienzuda, serena, sin altibajos en una historia potente y sumamente eficaz. Sobre todo por ver como la manipulación, el dominio, el control, la corrupción y el asesinato por parte del líder de todos ellos, Ray Donlan (Harvey Keitel en su salsa), es sorprendente precisamente por saber que Asuntos Internos, representados por un competente De Niro y que ofrece una actuación que recuerda a sus tiempos gloriosos, no puede tocarle debido a temas de jurisdicciones y leyes inquebrantables.
- continúa en spoiler -
La película empieza de muy potente. Una persecución y un asesinato de dos chicos negros a manos de un policía blanco en el puente George Washington, que une Nueva York con New Yersey. Un puente reconvertido en símbolo de impunidad, icono de como la jurisdicción política, policial y social acaba en un lugar para convertir la policía corrupta en un elemento intocable. En esta escena logramos ver hasta dónde llega la manipulación, corrupción y destrucción de la ley y orden. Y en medio de todo este podrido entramado se encuentra Freddy, el personaje interpretado por Stallone. Debido a un accidente donde se quedó sordo al salvar a la chica de sus sueños no puede acceder a ser policía. Tal es así que acaba convirtiéndose en el sheriff ninguneado del pueblo. Un héroe a fin de cuentas pero que por su condición inocente y pura en contraste con la corrupción podrida de sus vecinos es objeto de burla y ninguneado por el resto de policías. Cinematográficamente hablando es como si los protagonistas de las películas de Frank Capra o Howard Hawks, héroes de condición y espíritu acabaran conviviendo con los personajes que surgen de la mente de Quentin Tarantino. El bien contra el mal en estado puro. La inocencia de una forma de vida contra lo sórdido de lo corrompido.
“Copland” es un título coral con un reparto de lujo, cargado de apellidos realmente potentes (Harvey Keitel, Ray Liotta, Robert De Niro, Robert Patrick, Peter Berg, Janeane Garofalo, Michael Rapaport, Annabella Sciorra, Noah Emmerich, etc.) y con actuaciones muy solventes que si bien es cierto no todos son importantes ni todas las historias sin igual de interesantes puede decirse que los aciertos de unos compensan los fallos de otros. Por la sencilla razón de que todos, en mayor o menor grado, son una especie de piezas de un puzle que ofrece en su conjunto una mancha gris que tapa el blanco de la condición humana. Mangold trabaja de forma concienzuda, serena, sin altibajos en una historia potente y sumamente eficaz. Sobre todo por ver como la manipulación, el dominio, el control, la corrupción y el asesinato por parte del líder de todos ellos, Ray Donlan (Harvey Keitel en su salsa), es sorprendente precisamente por saber que Asuntos Internos, representados por un competente De Niro y que ofrece una actuación que recuerda a sus tiempos gloriosos, no puede tocarle debido a temas de jurisdicciones y leyes inquebrantables.
- continúa en spoiler -
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No se puede negar que en la parte central del metraje es donde el ritmo y el metraje se resiente, quizás por no saber cómo cerrar ciertos entramados o porque se alarga en demasía para llegar al meollo de la cuestión, al igual que se le da demasiado énfasis a la historia de Ray Liotta, que aporta bien poco a la trama. Pero cuando Mangold decide convertir a Stallone en el héroe de la función, decidido a ser el que limpie la ciudad del estercolero moral en el que se ha convertido y demostrando que es algo más que el sheriff simplón, es cuando la película se convierte en un western urbano de perfecta factura por muchos motivos: la acción es milimétrica, contundente y muy física, recordando en ciertos aspectos a la rabiosa exposición de la violencia del cine de Sam Peckimpah (aún con matices) al igual que la entrega de Sly a la causa es aplastante por hacer que todo cuanto le rodea y la forma en cómo resulta creíble ante esa soledad y ese sufrimiento es digna de encomio. Mención importante a la resolutiva efectista respecto al oído sano hace que los efectos de sonido jueguen una parte fundamental pues anulan por completo lo que podemos oír y tan sólo intuimos lo que sucede gracias a lo que vemos al igual que el dolor del personaje es extremadamente creíble. “Copland” se erige como un filme con cierto aroma a los thrillers setenteros de corte clásico y que podría pasar perfectamente por un Lumet menor. Un título serio, contenido pero muy efectivo donde el héroe lucha ante la adversidad sin importar las consecuencias y cuantos hayan de quedar en el camino.
https://claquetadebitacora.wordpress.com/2016/05/18/critica-copland-james-mangold-1997-la-corrupcion-impune/
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