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España España · Asturias
Voto de J Doe:
8
Drama Jefferson Smith (James Stewart), un joven ingenuo e idealista, que parece fácilmente manipulable, es nombrado senador. Ignora que en Washington tendrá que vérselas con políticos y empresarios sin escrúpulos que le harán perder la fe. Sin embargo, gracias a su secretaria, una joven que conoce muy bien los entresijos de la política, protagoniza en el Senado una espectacular y maratoniana intervención en la que, además de defender ... [+]
6 de enero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Termina la película y me encuentro igual (literamente) que el presidente del senado, esbozando una sonrisa y con las manos apoyadas en la nuca. Ni aplaudo de la alegría, ni me dejo llevar por la emoción del momento como les sucede a los visitantes en la galería e incluso me atrevería a decir que a muchos espectadores en el momento que la vieron. Que a mí me deje un simple regusto de felicidad tras su visionado no quiere decir que sea malo, todo lo contrario, yo como miembro imparcial que se supone que soy, no me implico emocionalmente (y como se da el caso en esta película, de forma patriótica) pero me alegro de que los hechos terminen de forma justa y feliz; sólo así podía pasar, piensas, y así lo pensó Frank Capra, que en esto de fabricar finales felices era un genio.

Aunque dos horas ha necesitado James Stewart como Jeff Smith para convencerme, desde ese joven ingenuo y bobalicón hasta finalmente ese joven... bueno, menos ingenuo y bobalicón pero con el que logras empatizar idealmente, porque es honesto, y como dice el senador Paine, es uno de esos hombres, de los que hay pocos. Quizás demasiado perfecto en ese sentido, aunque para humanizarlo se le muestre tan carente de luces o infantil en algunas situaciones como las que tienen lugar ante la prensa, sus relaciones amorosas o su primera vez en Washington, como cuándo viaja en Taxi preguntando por todo.

Respecto a esto último, y sobre el patriotismo o no de esta película. Yo creo que es patriótica, pero no desde un mal sentido general. No sabría decir si peca de ello, porque al fin y al cabo es sobre lo que gira la película, pero por muy buenas que sean por ejemplo las escenas en las que visita el Lincoln Memorial y todas las del mismo índole, a mí no me despiertan ningún tipo de causa y emoción, pues es algo con lo que ni me he criado, ni he vivido, ni me han inculcado como sí entiendo ocurre allí en los Estados Unidos. Y en ese punto tan localizado de la película, no comparto los intereses como sí lo hago en el otro mensaje más universal al que lleva la película en forma de fábula moral en el que el bien vence al mal en una batalla con todo en su contra a lo David y Goliat.

PD: La próxima vez tendré a mano un chicle para cuando termine la película.
J Doe
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