Con Tim Burton ya se sabe de antemano que algo especial vas a encontrar -ya sea bueno, regular o malo- por su privilegiada cabeza que ha dado grandes personajes y grandes pelis; pero ésta es una masterpiece. La mejor dosis de Burton de la que mis ojos han visto hasta ahora.

El personaje principal de éste cuento es encantador y dulce, no sería capaz de hacer daño a una mosca y se muestra vulnerable y cariñoso. Todo ello gracias a la tranformación de Johnny Depp que se convirtió en éste Frankestein gótico que ya es inmortal (y se ha ganado todo mi cariño). Acompándole están la dulce Winona Ryder (que mala suerte ha tenido; pero que actriz tan convincente y bella) que entra en escena de una manera descojonante (la escena de su dormitorio cuando vuelve del camping), Diane Wiest, Alan Arkin (más conocido por 'Pequeña Miss Sunshine'; aunque ya llevaba una carrera a cuestas) y Vincent Price con un papel estelar.

Me ha encantado la tremenda crítica a la sociedad presentando a un barrio como una rutina de sol, amabilidad y casas de colores. Lo desgarrador viene en su tramo final; cuando los vecinos se quitan las caretas. No sé por que no he llorado (aunque he estado a punto); pero estaba destrozado por el desenlace. A pesar de que el final no fuera el esperado, sí era el indicado para darnos una cura de humildad y cambiar.

Una maravilla de obra.

Nota real: 10