Es conocida la afición de Hitchcock de realizar un cameo en la mayoría de sus películas. Pues bien, la historia comienza cuando Tippi Hedren entra a una pajarería, de la que Hitchcock sale haciendo su correspondiente cameo. Esa pajarería es el primer escenario en el que ocurre una acción que afectará al desarrollo de la película. A todo el desarrollo. Es posible que esa pajarería represente el subconsciente de Hitchcock. O no. Quizás el genio del suspense nos ha vendido una "pajarada". O quizás no.
En el caso de que todo sea una pajarada contiene subtramas tan interesantes cómo el crescendo e intensidad de cada uno de sus diálogos. Hitchcock ha creado una obra audiovisual tan intimista como surrealista; y por la forma en que lo ha hecho, me están entrando ganas de ir a comprar un sombrero solamente para poder quitármelo.
El cabrón regordete, con mano maestra, se apoya en la pista de audio de manera sublime. Las imágenes se funden y coinciden casi a la perfección con el sonido que las rodea.
Y la fotografía y estilo visual "hitchconiano", ¿qué?. Las luces se mueven al ritmo que marcan las escenas, y cuando están quietas, es un gusto para la vista contemplar cada uno de los planos de la película.
"Los pájaros" se trata de un producto que está realizado por y para el cine. Está claro que una buena novela cogida por unas manos que saben cómo pocos qué es el cine, es síntoma de obra de arte ( sería algo parecido a "La naranja mecánica", pero cada una en su estilo); Tras "Psicosis", "La ventana indiscreta" y "Vértigo", Hitchcock se afianza en mi exclusiva lista de gente a la que adorar.