Will Smith se aburre y escribe en un folio el plot de una película para que su hijo pueda protagonizarla. Como es Will Smith y le deben favores, y además basta con que su nombre aparezca en cartel para petar las salas (todo lo que hoy se petan, vamos), semejante esperpento acaba siendo rodado. Llaman a un "negro" para que les escriba el guión, a Shyamalan (que casi parece no querer que su nombre conste) para que la firme y voilà, tenemos truño fresco.

Una película sin historia, sin trasfondo, sin personajes, plana, aburrida, predecible desde que empieza, incapaz de transmitir nada. Efectos especiales y diseños cutres, de peli de serie B. El tipo de peli a la que tristemente nos hemos acostumbrado y que define los estándares de ese Hollywood de la última década, que se queja de gastarse muchísimo dinero en películas que tienen éxito durante una semana o dos antes de desaparecer del cartel, so pretexto del daño que hace la piratería. Pero es que con la porquería de historias que nos quieren colar, otra cosa sería imposible.

Ni para un sábado por la tarde en el que no sabes qué hacer. Mejor te quedas en casa y te ves un documental friqui en el History Channel. Verás más ciencia ficción y más acción que en esta cinta.