Interesante superproducción rodada en España y producida por el mítico Samuel Bronston. En ella se analizan algunas de las causas que motivaron la caída del Imperio Romano. Entre las que descaría: La pérdida de valores de las clases dirigentes, con todo lo que ello implica, corrupción, demagogia, populismo, traición. Pérdida de confianza y desafección del pueblo hacia su clase política y quiebra del sistema. Y sobre todo, no dejar hacer a los que saben, lo que origina la toma de decisiones erróneas. Todo esto da como resultado un deterioro cada vez mayor de la civilización que acaba desembocando en su caída. Y lo peor es que todo lo que se plantea en la película es histórico y se está reproduciendo en nuestros días.

El argumento del film se refiere a la historia de Marco Aurelio, que tras su victoriosa campaña militar contra los bárbaros del norte de Europa y consciente de su precaria salud, delega el poder en su protegido Claudio Livio, un aguerrido e inteligente general responsable en gran medida de los éxitos militares de Roma. Sin embargo, su hijo bastardo Cómodo, no está dispuesto a aceptar esta situación y por medio de engaños y traiciones se hará con el poder relegando a Livio a un plano secundario. Todo se complica con el amor que sienten Livio y la hermanastra de Cómodo, Lucilla, obligada a casarse con el rey de Armenia para fortalecer las relaciones con Oriente. Las erráticas y nefastas decisiones que toma Cómodo durante su mandato fruto de su locura e incapacidad pondrán en peligro al Imperio.

Estamos ante una épica película de romanos que recibió una nominación al Oscar de mejor banda sonora compuesta por el genio Dimitri Tiomkin. La fotografía a toda pantalla es espectacular, además la edición en dvd se ve y se oye francamente bien. El reparto, como en toda gran superproducción que se precie, es fabuloso. Sophia Loren interpreta a la bellísima Lucilla amante de Livio, encarnado por el actor de moda de la época, Stephen Boyle, a raíz del éxito de Ben-Hur. Alec Guinness es Marco Aurelio y Jamen Manson es Timoniades el sensato esclavo que se convirtió en ciudadano. Ambos aportan solidez y prestigio al reparto. Christopher Plummer interpreta brillantemente al pérfido Cómodo. Mel Ferrer, Omar Sharif y John Ireland aparecen en papeles secundarios pero interesantes.

El único pero que se le puede poner a la película es su duración, un tanto excesiva. Aunque también es cierto que por la temática de su argumento el film tiene que ser largo a la fuerza. En este sentido Gladiator me pareció una acertada combinación de los argumentos de Espartaco y La caída del Imperio Romano condensados en poco más de dos horas y realizada con los medios actuales.