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Voto de El Golo Cine:
6
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6.3
682
Documental
Una droga potente y barata surge en medio de la recesión de los años 80, amplificando un pánico que ya existía por culpa del racismo. (FILMAFFINITY)
22 de enero de 2021
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El documental Crack: Cocaine, Corruption & Conspiracy (2021), dirigido por Stanley Nelson y estrenado por la plataforma Netflix, brinda un contexto político y social a le epidemia de consumo de crack en Estados Unidos durante la década del 80.
Por Nicolás Bianchi
Ronald Reagan llegó a la presidencia de Estados Unidos bajo una consigna que puede sonar muy actual: ‘Vamos a hacer a América grande de nuevo’. Su desembarco en el poder significó un recorte fenomenal de planes de asistencia social, vouchers para comida para los más necesitados, cierre de comedores y menos seguridad social para los niños y las familias.
Las políticas neoliberales de Reagan se combinan con un auge en el tráfico y consumo de cocaína. Pero, por su precio, no era una droga para todos sino para la clase media y alta. Cuando en laboratorios precarios, las más de las veces hogareños, el producto se comenzó a cortar y convertir en otra cosa, el crack, se hizo accesible para los sectores populares.
Para contar tanto el contexto como la diseminación del crack en los barrios el documental cuenta con testimonios de historiadores e investigadores académicos, por un lado, y una variedad de personajes vinculados al tráfico por el otro. ‘Nos volvimos capitalistas callejeros’, cuenta un ex dealer que asegura que quienes traficaban le vendían dosis hasta a sus propias madres, porque ‘sino otro lo iba a ser’.
Crack: Cocaine, Corruption & Conspiracy muestra esa otra cara de Estados Unidos tan en boga en los últimos tiempos. El país pobre, marginal, desempleado y adicto a una droga que no puede pagar. Otro punto interesante está dado alrededor de lo que se llama ‘la economía del crack’, toda una serie de relaciones comerciales que llevaban a la riqueza a quienes traficaban y eran sobornados para que ello suceda, y a la pobreza y desesperación a quienes eran empujados a robar o prostituirse para conseguir los dólares necesarios para comprar y consumir.
Por Nicolás Bianchi
Ronald Reagan llegó a la presidencia de Estados Unidos bajo una consigna que puede sonar muy actual: ‘Vamos a hacer a América grande de nuevo’. Su desembarco en el poder significó un recorte fenomenal de planes de asistencia social, vouchers para comida para los más necesitados, cierre de comedores y menos seguridad social para los niños y las familias.
Las políticas neoliberales de Reagan se combinan con un auge en el tráfico y consumo de cocaína. Pero, por su precio, no era una droga para todos sino para la clase media y alta. Cuando en laboratorios precarios, las más de las veces hogareños, el producto se comenzó a cortar y convertir en otra cosa, el crack, se hizo accesible para los sectores populares.
Para contar tanto el contexto como la diseminación del crack en los barrios el documental cuenta con testimonios de historiadores e investigadores académicos, por un lado, y una variedad de personajes vinculados al tráfico por el otro. ‘Nos volvimos capitalistas callejeros’, cuenta un ex dealer que asegura que quienes traficaban le vendían dosis hasta a sus propias madres, porque ‘sino otro lo iba a ser’.
Crack: Cocaine, Corruption & Conspiracy muestra esa otra cara de Estados Unidos tan en boga en los últimos tiempos. El país pobre, marginal, desempleado y adicto a una droga que no puede pagar. Otro punto interesante está dado alrededor de lo que se llama ‘la economía del crack’, toda una serie de relaciones comerciales que llevaban a la riqueza a quienes traficaban y eran sobornados para que ello suceda, y a la pobreza y desesperación a quienes eran empujados a robar o prostituirse para conseguir los dólares necesarios para comprar y consumir.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
¿La peor parte? Se la llevaban las mujeres negras y pobres que eran criminalizadas por consumir e incluso resultaban arrestadas en los hospitales cuando daban a luz. ‘Se las llevaban cuando todavía estaban sangrando por el parto’, cuenta uno de los testimonios más conmovedores. Las adictas tienen menos recursos que los adictos, por eso es que muchas se vieron empujadas a vender sus cuerpos, lo que era aprovechado por los mismos dealers, que intercambiaban dosis por favores sexuales.
Del lado del poder, la policía era fácilmente corrompida mientras que la política reaccionaba tarde y de forma discriminatoria. A pesar de que la mayor cantidad de consumidores eran hombres blancos se estigmatizó al crack como una adicción de jóvenes negros. Mientras tanto la mujer del presidente, Nancy Reagan lleva adelante una campaña mediática contra el consumo de droga que es rimbombante pero para nada efectiva.
Crack: Cocaine, Corruption & Conspiracy aborda el problema desde prácticamente todos los ángulos posibles. Incluso muestra, casi al pasar, como en el cine se empezó a popularizar el consumo de cocaína a partir de películas como Scarface. La puesta es sumamente convencional pero la forma en la que se montan las piezas de archivo con las entrevistas es muy dinámica. El país que tiene las cárceles abarrotadas, que pena por trabajos de calidad y llevó a Trump al poder empezó a configurarse cuando el crack desembarcó en las calles de los centros urbanos estadounidenses.
Del lado del poder, la policía era fácilmente corrompida mientras que la política reaccionaba tarde y de forma discriminatoria. A pesar de que la mayor cantidad de consumidores eran hombres blancos se estigmatizó al crack como una adicción de jóvenes negros. Mientras tanto la mujer del presidente, Nancy Reagan lleva adelante una campaña mediática contra el consumo de droga que es rimbombante pero para nada efectiva.
Crack: Cocaine, Corruption & Conspiracy aborda el problema desde prácticamente todos los ángulos posibles. Incluso muestra, casi al pasar, como en el cine se empezó a popularizar el consumo de cocaína a partir de películas como Scarface. La puesta es sumamente convencional pero la forma en la que se montan las piezas de archivo con las entrevistas es muy dinámica. El país que tiene las cárceles abarrotadas, que pena por trabajos de calidad y llevó a Trump al poder empezó a configurarse cuando el crack desembarcó en las calles de los centros urbanos estadounidenses.