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Argentina Argentina · Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Voto de El Golo Cine:
6
Terror Desde tiempos inmemoriales, los proyectos residenciales del barrio de Cabrini Green en Chicago se han visto amenazados por la historia de un supuesto asesino en serie con un gancho por mano al que se invoca fácilmente repitiendo su nombre cinco veces frente a un espejo. Hoy, una década después de que la última torre de Cabrini fuese derruída, el artista visual Anthony McCoy (Yahya Abdul-Mateen) y su novia Brianna Cartwright (Teyonah ... [+]
21 de septiembre de 2021
3 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Candyman (2021) es una película de terror con resaltado contenido político y social en torno al racismo. No es exactamente una continuación del film de mismo nombre de 1992 sino más bien un relanzamiento. Dirigida por Nia DaCosta y coescrita por Jordan Peele.

Por Nicolás Bianchi

No hay lugar para las sutilezas discursivas en Candyman. La trama, que corresponde a una película de terror convencional, es intervenida por mensajes y consignas que se vinculan a los recientes movimientos que en Estados Unidos buscan combatir el racismo, como por ejemplo el que se moviliza bajo la consigna de Black Lives Matter. Se trata de una elección a la hora de narrar en la que se prioriza lo metatextual, al punto que es posible argüir que lo que se dice pierde ese carácter. Todo lo que se simboliza en el film es intencionadamente explícito.

La parte convencional vinculada al género tiene que ver con que Candyman es un relato en el que supuestamente se construye a un monstruo, el famoso afroamericano con un gancho afilado que aparece cuando alguien pronuncia su nombre cinco veces frente a un espejo. Aquí el artista plástico Anthony McCoy (Yahya Abdul-Mateen II), en pareja con la galerista Brianna (Teyonah Parris), busca inspiración para pintar en la historia de un barrio social en parte derrumbado y en parte abandonado donde supuestamente comenzó la leyenda del fantasma asesino.

Quien lo orienta es el veterano vecino William Burke (Colman Domingo) quien de niño, en los años 70, tuvo un fugaz encuentro con el personaje del gancho. Anthony, en otro giro habitual de las películas de terror, se obsesiona en su búsqueda del fantasma, a punto tal de que por momentos parece perder algo de conexión con la realidad. Su pareja Brianna es quien permanece dentro de sus cabales durante todo el tiempo.

Candyman es, en varios aspectos, una película imperfecta. La trama por momentos adquiere el tono de una fábula en la que la moraleja está subrayada una y otra vez. Muchas de las decisiones de los personajes no se explican más allá de las necesidades del guión. Por ejemplo, una escena con unas colegialas blancas que practican bullying contra una compañera afroamericana y que invocan a Candyman, sin ningún sustento, dentro del baño del colegio.

En el aspecto visual la película es también dispar. La primera aparición de Candyman, que se produce en una galería de arte en la que Anthony expuso sus trabajos, resulta muy interesante. Otra escena, mucho más breve, en la que el protagonista queda encerrado en un ascensor también luce muy bien. No sucede lo mismo con el recurso que utiliza el film para montar los flashbacks, contados con unas marionetas en blanco y negro muy precarias.

En síntesis, Candyman prospera en lo que a primera vista son sus objetivos centrales. El mensaje queda claro y está en sintonía con varios movimientos actuales. El ‘say my name’ que se pronuncia en la película para invocar a Candyman suena muy parecido al ‘say her name’ que los activistas utilizaron para protestar por el asesinato de Breonna Taylor, una joven afroamericana asesinada por la policía en 2020 en Kentucky. De todas maneras la película no alcanza el nivel de otras producciones recientes, por caso Get Out (2017) y Us (2019) ambas de Peele, en las que el contenido social se amalgama mucho mejor con la trama de terror.

Se estrenó en cines y también se consigue online. Contacto: [email protected].
El Golo Cine
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