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Voto de Federico_Casado:
3
Comedia. Fantástico Desde su llegada a la Tierra procedente del planeta Chitón, la vida de Juan López no ha sido fácil. Con superpoderes es difícil no destacar. Poder volar, leer la mente, tener supervisión o detener un convoy del metro para que no descarrile… y regresar luego a la oficina, esforzándose en ser un tipo normal, no ha sido nada sencillo para él. O quizás sí, porque Juan no necesita más que su cruasán matinal para ser feliz… Sin embargo, algo ... [+]
24 de noviembre de 2018
16 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para entender este engendro de proporciones dantescas, hay que retroceder un poco en el tiempo, concretamente hasta 1973, año en el que el humorista y dibujante Jan crea una sátira del famoso superhéroe norteamericano "Supermán", solo que con todas las claves más rancias de una visión clara de "España Cañí": el bigote que bien podría haber pertenecido a López Vázquez, el Renault 5, la oficina clásica de chupatintas... y así un largo etcétera hasta llegar a la familia española "de acogida" que cría al extraterrestre del planeta Chitón. Todo muy esperpéntico, todo muy ridículo, todo muy extremo, muy simplón, muy infantil.

En la modestia de una editorial española de cómics -aquí, historietas o TBOs- puede que el personaje funcionara para un público que quería cachondearse del hombre de acero con el rizo en la frente y al que únicamente la afecta la Kryptonita. Vale, pero más allá de todo esto, y como producto de cómic, puramente encajado, Superlópez era bastante mediocre. Tanto en su guión -que lo único que pretendía era parodiar (y mal) todo el universo de superhéroes norteamericano (y aquí mezclaban con bastante poco criterio Marvel y DC con "El supergrupo" en el que estaba el "Capitán Hispania" -en vez del Capitán América, toma ya-, el Bruto -una especie de "La Cosa" de los 4 Fantásticos-, el robot -réplica cutre de Iron Man-, el Mago -primo lejano del Dr. Extraño-... todo realmente ridículo, es la única palabra que se me ocurre utilizar. Y no lo digo ya como conocedor del mundo de los superhéroes norteamericanos, sino simplemente como amante de la fantasía gráfica. Con todo esto, recuerdo una serie de televisión que también quiere satirizar a "Supermán", solo que lo hizo con infinita más inteligencia, porque "El Gran héroe Americano" también tenía su sorna, y era muchísimo más divertido ver a un profesor de instituto con ricitos dorados darse tortazos volando con un traje alienígena que no sabía manejar. Una vez más, repito que cuánto tenemos que aprender de la ficción audiovisual que llega de Estados Unidos...

Una vez contextualizado, parece que los ejecutivos de Mediaset se frotaban las manos para entrar en la muy rentable liga de las películas basadas en cómics, en la que la Marvel/Disney y la DC/Warner se están forrando. Claro que la diferencia es que estas películas se lo toman todo lo seriamente que pueden, y tienen unos presupuestos de vértigo, mientras que aquí nos lo intentamos tomar a cachondeo y tenemos la cuarta parte de ese presupuesto. Y el resultado, tanto de hacer una película que corre como pollo sin cabeza por un público por un lado infantil, por otro juvenil, por otro adulto, para crear un producto sin identidad y que busca la risa fácil, como por utilizar los recursos de manera algo torticera, es de lo más lamentable: ¿es una sátira social? Pues si... y no. ¿Es una comedia familiar? Pues si... y no. Total, que al final una cosa por otra y la casa sin barrer.

Y lo peor que le puede pasar a una comedia -o al menos, esa es la vocación última del este cómic, de este personaje y de esta película- es que no haga gracia y no haga reír, que es lo que le pasa a esta versión descafeinada -como no podía ser de otra forma, por la fuente y origen- de los superhéroes. En cuanto al poco imaginativo argumento, basta trasladar todo el imaginario de Supermán a España cambiando alguna que otra letra (el Planeta Kryptón por el planeta Chitón y así...): un niño es enviado en una nave espacial a la tierra en la que una familia lo cría como si fuera humano, hasta que un día descubre sus poderes que empleará para hacer el bien, y blablabla.

Si las historietas de Jan tenían como única "gracia" del personaje ver la situación de un superhéroe en nuestro país, Borja Cobeaga y Diego San José -guionistas de "Ocho apellidos vascos"...- intentan replicar con bastante poco éxito y aún menos imaginación todas estas anécdotas en una retahíla muy poco coherente y mal hilvanada de situaciones donde supuestamente "toca reír", pero donde no te ríes. Nada.

El monologuista reciclado en actor Dani Rovira, máxima estrella del show, realiza nuevamente su papel de atolondrado al que le sobrepasa todo, e intenta colar algún que otro momento divertido, pero que insisto, no tiene ni siquiera un poquito de gracia. Su falta de recursos en la interpretación es tan dolorosamente patente como su falta de gracia: mucho mejor le hubiera ido al malagueño seguir en el Club de la Comedia, aunque claro, la diferencia entre el papel que representa para caer bien y hacer gracia no se corresponde en absoluto con su verdadera personalidad. Del resto de actores es mejor no hablar, ya que resulta realmente vergonzoso ver el esfuerzo de intentar creerse unos papeles que rayan de tal forma en el ridículo que cuando pasen unos pocos años, provocarán verdaderos bochornos a quienes hayan estado vinculados a este proyecto, empezando por Casablanc y terminando por Maribel Verdú (que quizás es la única que medio se salve de este descalabre).

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Federico_Casado
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