Haz click aquí para copiar la URL
España España · alicante
Voto de cinema2016:
9
Acción. Ciencia ficción En un futuro posnuclear, Max Rockatansky, un policía encargado de la vigilancia de una autopista, tendrá que vérselas con unos criminales que actúan como vándalos, sembrando el pánico por las carreteras. Cuando, durante una persecución, Max acaba con Nightrider, el líder del violento grupo, el resto de la banda jura vengar su muerte. (FILMAFFINITY)
4 de diciembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta obra, que data del año 1979, nos sitúa ya entonces “en un futuro no muy lejano”, donde se recrea el contexto de una civilización a la deriva, con todo su sistema de valores y conceptos universales en franca decadencia. Y aunque el tiempo y el lugar pretenden ser, de alguna manera, indeterminados, tampoco se disimula en ningún momento la iconografía de los escenarios de un país como Australia, algo visualmente novedoso dado lo poco presente y relevante de las producciones cinematográficas australianas en el panorama internacional de la época.
El escaso presupuesto con el que contó Mad Max, hizo que las inicialmente ambiciosas pretensiones de sus creadores de mostrar un mundo apocalíptico se quedaran a medio camino, optando por presentar una sociedad en crisis, en la que se intuye que el sistema y el orden sociales caminan hacia la quiebra, a un paso apenas de la barbarie. Con estas premisas, la película vino a quedar a caballo entre lo urbano y lo rural, y con el asfalto y las líneas blancas de la carretera sin fin siempre de por medio, como si de un protagonista más se tratara.
La brutalidad de algunos de sus fotogramas la hicieron acreedora de la calificación “S”, algo que, por otra parte, no fue obstáculo alguno para que la película triunfase en las pantallas de todo el mundo. Un jovencísimo Mel Gibson, afincado junto a sus padres y hermanos en la tierra de las Ántípodas desde los 12 años, había sido descubierto por George Miller, director del proyecto, en su película debut, Summer City. Poco podían imaginar ambos que, a partir de Mad Max, sus carreras empezarían a cotizar al alza, llegando a convertirse Gibson en una auténtica súperestrella de Hollywood no mucho tiempo después.
Si algo cabe destacar sobre todo, por encima de otros aspectos, es el mensaje que se nos transmite de que el futuro que nos aguarda es sombrío y crepuscular, teñido de gris asfalto y con olor a gasolina. Y es que en este mundo futurista, tanto los buenos como los malos, andan todos motorizados (las hordas de motoristas vandálicos sobre sus aparatosas motocicletas y, en contraposición directa, los policías en sus coches, incluyendo el flamante interceptor V8 de Max).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinema2016
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow