Romeo + Juliet del director Baz Luhrmann es una desacomplejada reinvención escenográfica con alma kitsch del texto clásico de William Shakespeare. Estamos ante un film sobrecargado, artificioso, efectista, que provoca el rechazo en no pocos espectadores cuando se ven abrumados por el montaje frenético de sus primeros minutos y acaban por considerarlo una insolente arrogancia de su director.

Conforme avanza el metraje se es consciente de que su director no solo es respetuoso con los versos originales del texto clásico, sinó que demuestra una soberbia inteligencia a la hora de transponer la simbología y la narrativa hacia una construcción intertextual, mediante un eclecticismo anacrónico, plagado de iconografía religiosa, donde las espadas se cambian por pistolas, Verona por una especie de Miami (espectaculares localizaciones en México y Brasil) y sus protagonistas derrochan química y carisma para narrarnos una historia de amor arrebatador que pone al día el clásico acercándolo al publico teen del siglo XXI.

Leonardo DiCaprio y Claire Danes bordan sus papeles aportando sensualidad y pasión. El espectacular diseño de producción nos sumerge en una orgía visual y la banda sonora, plagada de Hits del momento (Garbage, The Cardigans, Radiohead), contribuyen a potenciar la sensación de extrañeza en el espectador entre el desfase entre diálogos y puesta en escena.

Vanguardismo formal, moderna genialidad, tan arriesgada como agotadora, Romeo + Juliet es un torbellino de acción y romance kitsch, respetuoso con el espíritu de la obra original y delirante en su planteamiento formal.