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España España · Madrid
Voto de astinus:
8
Drama El joven doctor Yasuoto regresa a su pueblo después de estudiar en Nagasaki, pero en cuanto llega sufre una gran desilusión: en lugar de ser nombrado médico del shogun lo envían a una clínica que cuenta con muy pocos recursos y está dirigida por un médico apodado "Barbarroja". Allí, el nuevo interino adopta una actitud arrogante, negándose a usar uniforme y rebelandose contra el resto de médicos. (FILMAFFINITY)
29 de abril de 2022
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Amable peli de Kurosawa en una historia que en 2022 está ya muy vista ya pero que no por ello deja de ser entrañable.
El coprotagonista Yasumoto es enviado contra su voluntad a un clínica médica en vez de convertirse en médico del shogun como eran sus deseos. Sin embargo, conforme va pasando el tiempo sus recelos iniciales van convirtiéndose en cariño y admiración por el estilo de vida que allí se lleva. El proceso se va orquestando en pasos claramente marcados, desde infringir las normas de la clínica para que le echen hasta poco a poco empezar a acompañar a sus compañeros en sus citas, participar en la primera operación, ponerse la vestimenta médica corporativa, para al final asumir la tutela de su primera paciente en exclusiva.
Este viraje del rechazo a la adhesión incondicional se ha visto mucho más recientemente en películas como Avatar, El último samurái o Bailando con lobos, por citar tres ejemplos, con el matiz de que aquí el elemento inspirador del cambio no son tanto las culturas con las que entra en contacto como la figura de Barbarroja, el médico jefe de la clínica. Barbarroja es trabajador, generoso, valiente, justo e incluso maestro de artes marciales, detalle este último, en mi opinión, que es una de las pocas cosas que se le van de las manos a Kurosawa. Cualquiera admiraría a Barbarroja.
Tampoco pretende hacer una crítica acerada contra el establishment social como aquellas. Hay algún detalle crítico hacia las familias más acomodadas pero nada muy incisivo.
La primera parte de la película más allá del proceso de cambio de Yasumoto tiene algunos puntos brillantes, en particular la puesta en valor a través de los pacientes de que detrás de cada persona, por muy pobre o insignificante que parezca, hay una historia detrás que puede haber sido tan intensa o relevante como la del sujeto con mayor reconocimiento público. Recuerdo, hace ya muchos años, en la época de los westerns racistas, como nos presentaban a unos indios cuya única vida parecía que había sido aparecer, luchar, y matar o morir. Yo pensaba para mi, que el indio habría sido niño, le habrían pasado cosas buenas y malas, se habría enamorado, habría tenido una dedicación, pero allí sólo salía para matar o morir.
Naturalmente en una película de dos/tres horas difícilmente te puedes trabajar un amplio elenco de personajes, pero meterle un trasfondo a alguno de ellos lo humaniza todo mucho y esto es lo que consigue el director.
Desde un punto de vista técnico me encanta como lo presenta, cuenta tres grandes historias de pacientes, una de la boca de terceros personajes, otra de viva voz de la propia paciente y la tercera la vemos en un flashback en imágenes. Diferentes formas de contar historias.
La segunda parte de la película baja mucho el nivel, Barbarroja pierde relevancia y se centra más en las relaciones sociales de Yasumoto con su pasado, presente y futuro, el vínculo con Otoyo, joven que rescatan de un prostíbulo y que se convierte en la primera paciente de Yasumoto y el propio proceso de cambio de ésta. No es original nada de lo que pasa pero no deja de ser muy tierna.
astinus
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