Cortometraje al que le doy bastante valor por la composición, la historia y el mensaje. Aparte, es español. La crítica no tan soterrada que marca la historia es genial, un cuento de nuestros días y de los días pasados, de los pícaros como especie endémica de este país tan nuestro y a la vez tan ajeno, del tráfico de ilusiones y de la artificialidad de los habitantes del pequeño pueblo, sedientos del materialismo que se expande hasta en los lugares más regiones, más de campo. Ninguno escapa a la magia de "El vendedor de humo", del personaje que tiene el tiempo necesario para proporcionar el humo (valga la redundancia) y el placebo antes de que la lluvia llegue, antes de que el sueño acabe, de que la realidad despierte. Una verdadera joyita que llevaré como ese vendedor que observa la gema en la palma de su mano mientras se aleja del enésimo pueblo de inocentes soñadores.