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España España · vigo
Voto de ldb:
7
Comedia Zinos, un griego que posee un restaurante en Hamburgo, vive momentos críticos: su novia Nadine se ha ido a trabajar a Shanghai, su revolucionario cocinero está espantando a sus clientes y, para colmo, su disparatado hermano Illias acaba de salir de la cárcel; por si esto fuera poco, Zinos debe enfrentarse a los especuladores inmobiliarios que pretenden derribar su negocio para construir viviendas. (FILMAFFINITY)
17 de septiembre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soul Kitchen es unas de esas películas que te encandilan desde los primeros minutos de su visionado: una historia interesante, una mezcolanza de personajes que deseas conocer y buena música de fondo son sus ingredientes principales.

Todo ello gira en torno a un lugar, a un espacio que se convierte en el argumento del filme: un bar de comida rápida llamado Soul Kitchen que en poco tiempo debe reconvertirse en un restaurante un poco más chic, pero con la esencia de su origen: precios asequibles, una clientela de lo más variopinta y mucha música, en directo por supuesto.

Soul Kitchen se convierte así en otro personaje más dentro del cual se van desarrollando las historias de Zinos, el dueño del local, un joven que no sólo tiene que lidiar con la estancia en Shanghai de su novia sino que sufre un problema lumbar que le impide llevar las riendas de su negocio decidiendo así contratar a un nuevo chef experto en "nueva cocina"; su hermano Illias, un ladronzuelo en prisión condicional que entre sus frustradas apuestas y sus idas y venidas a las cárcel, intenta rehacer su vida aprendiendo a ser DJ y responsabilizándose del Soul Kitchen; Neumann, un agente inmobiliario deseoso de comprarle el restaurante al protagonista para sacar beneficios de un solar gracias a una buena porción de metros cuadrados; y Lucía, esa camarera del Soul Kitchen enganchada a los chupitos y a la buena música.

Un film con un gran menú: entrantes que te abren el apetito, primeros platos exquisitos, segundos que no llenan del todo y un postre dulzón para dejar buen sabor de boca. Y de fondo el incesante sonido de una banda sonora que acompaña a cualquier cena perfecta: aquélla a la luz de las velas que incluye un poco de marcha nocturna y la resaca del mañana.
ldb
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