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Voto de Sergio Berbel:
5
Cine negro. Thriller. Intriga. Drama Año 1962. En la oscura posguerra española, Darman es un inglés que viaja a Madrid con la misión de matar a un topo infiltrado en la organización del clandestino Partido Comunista. Para encontrar a su víctima, Darman comienza una aventura con Rebecca, la prostituta más cara y bella de Madrid, que casualmente es amante del hombre al que busca... Adaptación cinematográfica de la novela homónima de Muñoz Molina. (FILMAFFINITY)
8 de mayo de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta totalmente incomprensible cómo de una amalgama de talentos tal puede surgir un producto tan mediocre. Corría el año 1991 cuando se estrena la adaptación de la maravillosa novela de Antonio Muñoz Molina “Beltenebros”. La misma corre a cargo de la prestigiosa cineasta Pilar Miró. Para ello, cuenta con un reparto internacional encabezado por Terence Stamp y quien en aquel momento era auténtico mito erótico, Patsy Kensit. Todo suena a priori a festival de cine para deleite de los cinéfilos más exigentes y, sin embargo, el resultado defrauda enormemente. Como suele ocurrir con todas las películas basadas en obras de Muñoz Molina, dicho sea de paso, salvo “Plenilunio”, donde Imanol Uribe sí acierta de pleno para rodar una absoluta obra maestra.

“Beltenebros” es una historia noir deslavazada sin demasiados pies ni cabeza si no conoces en profundidad previamente la excelsa novela de la que procede, ese ejecutor a sueldo que vuelve al Madrid de los años 60 a asesinar a un traidor de la lucha antifranquista como ya lo hizo en otra ocasión en 1946, conocerá a la mujer fatal que tiene que poner la vida patas arriba al protagonista como en todo thriller que se precie, y así ocurre.

Pero nada tiene demasiada explicación y las piezas del rompecabezas van encajando a empujones, con demasiadas prisas y de mala manera ante un espectador que desearía estar contemplando una obra maestra y que acaba viendo naturaleza muerta, sin alma y sin un objetivo claro.

Nada redime la cinta a pesar de algunos notorios y gloriosos planos secuencia de Pilar Miró, como el que arranca el film, así como determinados homenajes al cine clásico realmente notables, como el habido a “Gilda”. Ha envejecido mal además la música de José Nieto y me atrevería a decir que casi también la fotografía de Javier Aguirresarobe.

Dicho sea de paso además, no existe química alguna entre Terence Stamp y Patsy Kensit y ello acaba siendo una rémora que aleja aún más al espectador de la película.
Sergio Berbel
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