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Voto de Sergio Berbel:
5
Drama Mina, una actriz india de éxito, no puede olvidar a su hermana pequeña Sita, de quien fue separada a la fuerza después de la muerte de su madre. Treinta años después, se entera de que Sita está bien y vive en Barcelona. Ahora se llama Paula, es bióloga y no tiene ningún recuerdo del su pasado. Paula emprenderá el viaje de descubrimiento de su verdadera identidad con la ayuda de Prakash, un atractivo inmigrante indio que vende películas ... [+]
18 de diciembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
María Ripoll, cineasta catalana con alguna que otra interesante película y un peliculón inconmensurable titulado “Mi vida en 65 minutos” que os recomiendo encarecidamente, dista mucho de brillar a esa altura en la mucho más normalita “Rastros de sándalo”, una cinta cargada de buenas intenciones pero de resultados previsibles y un tanto blandos.

Ripoll nos presenta una película que va de menos a más, que comienza de forma bastante regular narrando una infancia difícil en India de una manera acelerada y deslavazada (luego se entiende el por qué, puesto que se trataba de cine dentro del cine) de una niña que tiene que hacerse cargo de su hermana recién nacida al fallecer su madre en el parto. La pobreza que las rodea las acaba por separar, perdiéndose el rastro definitivamente. Muchos años después, ya adulta, descubre que aquella hermana pequeña fue adoptada por una familia de Barcelona y parte a su encuentro en la capital catalana.

Más interesante estéticamente en su segunda mitad “occidentalizada” que en el colorín propio de Bollywood del arranque, María Ripoll hace crecer su película conforme va disminuyendo el ritmo de la narración y va ganando en profundidad ante la perspectiva de una chica que tiene que redescubrir de cero su pasado y su origen.

Película que trata de sostenerse en una muy buena interpretación de Aina Clotet para mantener una película que no destaca pero que al menos es sincera y honesta a la hora de plantear el fenómeno de la adopción y las implicaciones sociales, culturales, sentimentales y de desorientación vital que provoca. Y ello a pesar de un nefasto y espantoso doblaje al castellano con el que se ha distribuido.

Una película, eso sí, que es una carta de amor a Barcelona, un personaje más de la película, mostrada con pasión y saber hacer por parte de María Ripoll.
Sergio Berbel
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