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España España · Abroad (de momento)
Voto de Shinboneniná:
9
Thriller. Intriga El veterano teniente Somerset (Morgan Freeman), del departamento de homicidios, está a punto de jubilarse y ser reemplazado por el ambicioso e impulsivo detective David Mills (Brad Pitt). Ambos tendrán que colaborar en la resolución de una serie de asesinatos cometidos por un psicópata que toma como base la relación de los siete pecados capitales: gula, pereza, soberbia, avaricia, envidia, lujuria e ira. Los cuerpos de las víctimas, ... [+]
16 de marzo de 2011
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra de esas películas que uno teme revisar. Sin embargo, me ha gustado aún más que cuando la vi en el cine. Los temores se habían acrecentado tras la decepción que me he llevado con Fincher y su aburridísima, desangelada e híper plana ‘Red social’.

Revisando ‘Seven’, lo primero que me ha venido a la mente ha sido ‘Blade Runner’, con su estética tenebrista y lluviosa, sus calles sucias y su genial asesino implacable. Aquí, sin embargo, la luz está fuera, inunda las ventanas de los inmuebles, pero no es capaz de disipar la tiniebla que domina los espacios cerrados. También es la crónica de un funeral, para el que Freeman se prepara inconscientemente en los primeros planos. En realidad, toda la película es el cumplimiento de una inexorable profecía. La suerte está echada.

No es ni el primer ni el último policíaco bíblico-apocalíptico, pero desde luego es el mejor que he visto. Desde la primera imagen se masca la tortura a la que van a ser sometidos algunos personajes. Es una obra en la que nadie parece experimentar la felicidad, sólo como parodia de una ingrata existencia. Una historia dura, despiadada y deprimente. También es una buddy movie soberbiamente engarzada: Freeman es un viejo detective decepcionado que acaba compenetrándose con Pitt, un joven policía no menos frustrado, casado con una joven absolutamente infeliz y desconectada de un mundo que le es ajeno. Todos sufren en una ciudad que parece salida del mismísimo infierno dantesco. Frente a ellos, un sociópata hijo de puta, que también borda Spacey, iluminado por la convicción fanática y la inteligencia asesina. El plan es doblemente perfecto, porque se adapta a los reveses, y en esta versatilidad reside su maestría. Únicamente los que no son esclavos de sus vicios ni de sus pecados, alcanzan la libertad, que siempre está por ahí. Escondida.

Puede que no resulte demasiado –más bien nada- creíble; si uno aplica el sentido común sabe que es poco menos que imposible una sucesión de asesinatos perfectos perpetrados en apenas una semana por un solo individuo. Pero como parábola en torno a las debilidades y miserias del ser humano, como excursión al lado más siniestro del alma, no deja indiferente. Desde el primer fotograma hasta los créditos de clausura, Fincher realiza su, para mi gusto, obra maestra.
Shinboneniná
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