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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
5
Acción. Comedia Harry Tasker (Schwarzenegger) lleva una doble vida: habla seis idiomas, domina todas las formas del contraespionaje y trabaja como agente internacional para Omega, una agencia gubernamental ultrasecreta encargada de acabar con el terrorismo nuclear. Por razones de seguridad nacional, le oculta su verdadera profesión a Helen, su mujer (Jamie Lee Curtis) y le hace creer que es un gris vendedor de ordenadores. Harry, que tiene recursos y ... [+]
1 de abril de 2008
33 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Mentiras arriesgadas” constituye un pequeño borrón en mi impecable hoja de servicios cinéfila. Me explico. Habitualmente intento por todos los medios esquivar mediocridades como la que hoy nos ocupa y reservar la gran pantalla para productos de cierta calidad. Desgraciadamente, uno no siempre puede salir victorioso. La última vez que se produjo un accidente de estas características en un patio de butacas yo aún era muy joven y tenía poderosas razones.

Mi amigo Nacho acababa de romper una relación cercana a ocho años con Montse, su novia, y lógicamente, necesitaba salir y distraerse. Contumaz seguidor de Stallone, Van Damme, Schwarzenegger y demás, Nacho me convenció una tarde para ir a ver “Mentiras arriesgadas”. Obviamente no quise llevarle la contraria y, una vez en el interior del cine, me limité a arrellanarme en la butaca con el propósito de, una vez franqueados los primeros minutos, echar un sueñecito reparador. Sin embargo, de golpe y porrazo, la presencia de Jamie Lee Curtis me desveló. La larguirucha y asexuada esposa de Arnie en la peli empezó a despojarse frenéticamente de su vestimenta hasta quedarse ataviada con lencería de auténtico infarto. Inmediatamente comprendí la metamorfosis de Kafka, la transformación de los capullos en mariposas, la transfiguración de la Virgen y todo eso. El resto os lo podéis imaginar: pulsaciones a cien, respiración entrecortada, pupilas dilatadas, vello de punta y sudor frío. Mi pudor natural me impide explayarme como uno que nunca cena pero digamos que empatizo completamente con la euforia genital que le suscitaba a Castigado la contemplación del culamen de la Kozlowski en “Cocodrilo Dundee”.

Al salir del cine Nacho y yo fuimos a tomarnos unas cañas. Mi amiguete parecía haber recuperado la sonrisa y mientras glosaba atropelladamente las explosiones, persecuciones y demás fantasmadas de la peli yo hacía como que le escuchaba pero no podía quitarme ese cuerpazo de la mente. A fin de cuentas, la peli no había estado tan mal.
Taylor
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