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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
9
Drama. Musical Selma, inmigrante checa y madre soltera, trabaja en la fábrica de un pueblo de los Estados Unidos. La única vía de escape a tan rutinaria vida es su pasión por la música, especialmente por las canciones y los números de baile de los musicales clásicos de Hollywood. Selma esconde un triste secreto: está perdiendo la vista, pero lo peor es que su hijo también se quedará ciego, si ella no consigue, a tiempo, el dinero suficiente para que ... [+]
23 de mayo de 2008
49 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eres un puto genio, Lars. Y como todos los putos genios serás censurado, infamado y vilipendiado por los siglos de los siglos, amén.

Tus detractores te achacan ser petulante, excesivo, artificioso... y probablemente lleven razón. Todos esos calificativos definen a la perfección tu concepción del cine como obra de arte superlativa y contundente. Sin medias tintas. Despóticamente brutal y soberbia.

Llegué a ti de la mano de “Rompiendo las olas” y reconozco que, superados absurdos prejuicios iniciales, quedé absolutamente conmovido y traspuesto por ese enfoque feroz y desmesurado con el que te enfrentas a la tragedia cotidiana. Esa tragedia que solo desalmados como tú podrían manejar con tanta soltura y frialdad. Sin escrúpulos, sin compasión. Sin escudarte en planteamientos homéricos ni en la lagrimita fácil. El espectador de tus pelis se convierte inexorablemente en un burdo títere al que zarandeas, maltratas y sacudes a tu antojo. Has reinventado el drama y sólo tú, miserable, posees las claves para acuchillarnos el alma sin que podamos defendernos. Tu cine no entiende de tópicos, servidumbres ni códigos. Solo así se puede construir un musical que nace, crece y se desarrolla desde la más cruda fatalidad. Solo un maquiavélico instinto como el tuyo sabría que resortes activar para provocar en nosotros una reacción tan rotunda e inmediata. Eres como una puta diva a la que amas u odias profundamente, Lars. Como antes lo fueron Welles, Kubrick o Lynch. Vete acostumbrando.

Pero yo me postro ante ti, maldito bastardo.
Taylor
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