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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
9
Intriga. Thriller. Terror El director de un colegio, el señor Delasalle, convive con su esposa y su amante, la profesora Horner. Pero las dos mujeres, cansadas de sufrir la constante tiranía y malos tratos del hombre que comparten, deciden que esa situación no puede continuar... (FILMAFFINITY)
16 de mayo de 2008
76 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
La peli de Henri-Georges Clouzot viene a corroborar que antes de que llegaran Truffaut, Godard, Rohmmer y otros gurús de la estrepitosa ‘nouvelle vague’ la calidad del cine que se hacía al otro lado de los pirineos estaba fuera de toda duda.

Atribuir tópicos es una tendencia intrínseca de las sociedades avanzadas pero también es cierto que, como dijo Keyserling ‘generalizar es equivocarse siempre’. Ello explica, por ejemplo, que dentro de la mediocridad absoluta del cine español de los cincuenta pudieran aparecer obras como “El verdugo”, “La caza” o “Calle Mayor” y que, poco antes de que el cine francés se convirtiera en sinónimo de cine extravagante, sesudo o propenso al bostezo, el país vecino fuera capaz de gestar thrillers tan inquietantes como “El salario del miedo”, “Rififi” o la peli que hoy nos ocupa: “Las diabólicas”.

Clouzot bebe de la más genuina tradición hitchcockiana y consigue trasladar al cine, de forma impoluta, la intrigante y aterradora novela de Boileau y Narcejac (autores de “Vértigo”). Y a pesar de que el guión parte de una materia prima de indudable calidad, todos sabemos que eso no siempre constituye garantía de éxito y que existen multitud de pelis lamentables basadas en obras literarias de renombre. Obviamente, no es el caso de “Las diabólicas”.

Una buena adaptación requiere ritmo, coherencia y magnetismo. Y os puedo asegurar que Clouzot consigue ajustar todas esas piezas y hacerlas funcionar con la precisión de un reloj suizo. Tic tac tic tac tic tac... Una modélica demostración de cómo se teje una peli de suspense con final abierto incluido. Sin cabos sueltos, sin bajones, sin relleno, sin imprecisiones. Impecable. Me sorprende, además, la frescura y naturalidad de alguna de sus situaciones y diálogos. Sobre todo porque si “Las diabólicas” se hubiera rodado en Estados Unidos o en España, el puritanismo yankee o la tenaza franquista lo habrían hecho inviable.

Un clásico, en suma, absolutamente recomendable para cualquier cinéfilo en ciernes .
Taylor
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