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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
8
Drama Cuando la famosa historiadora norteamericana Deborah E. Lipstadt acusó a determinados periodistas e historiadores de negacionistas en su libro "La Negación del Holocausto", fue denunciada por el negacionista británico David Irving, un famoso periodista e historiador admirador de Hitler, y que se querelló en 1996 contra ella por difamación. Entonces Lipstadt se propuso derrotar a Irving y los negacionistas en Inglaterra únicamente con ... [+]
2 de febrero de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es intensa, no es ágil, no es 100% real… pero captó mi atención desde que vi su trailer en el cine (de otra manera no habría tenido noticia de su existencia) y resultó todo lo interesante que esperaba. Su punto fuerte es precisamente ese: ofrecer una cara distinta, basada en hechos reales y no trillada de un crimen archiconocido y megadocumentado como es el Holocausto.

En pocas palabras, un tarado en Inglaterra con buenas dotes comunicativas puso por escrito lo que muchos tarados y criminales llevaban -y llevan- tiempo intentando sacar a debate: que el Holocausto fue un invento, lo que generó su enfrentamiento con una profesora Americana se enfrentó a él en un juicio en el Reino Unido, con normas jurídicas ventajosas para el miserable. Sólo por la componente documental de llevar a la pantalla el proceso y dar visibilidad a los argumentos y contraargumentos de unos y otros, la película vale su tiempo. Además tiene interpretaciones muy profesionales de buenos actores y un guion que nos mete en las intimidades y vergüenzas del sistema judicial británico de una manera ilustrativa y comprensible, además de construir un personaje absoluta y maravillosamente maligno en su cotidianidad. Todo ello rodado con esa fabulosa competencia tan típicamente británica que, independiemente de que la obra sea un bodrio o no, al menos se deja ver de manera amena.

En la parte negativa, a la película le falta épica cinematográfica, tiene más hechuras y estilismos de miniserie, pero se le perdona (yo se lo perdono) por todo lo anterior. Debería ser obligatoria su proyección en todas las cadenas públicas una vez cada dos o tres años. Me quedo con una de las muchas lecciones que ofrece y que es aplicable a muchas situaciones de hoy en día en las que el buenismo y los complejos al qué dirán, obliga a debatir y tener en consideración cualquier ocurrencia por peregrina que sea, o si no alguien se ofenderá en alguna parte: en un momento dado, la protagonista se niega a responder en su clase a las declaraciones del neonazi y cuando los alumnos le afean si no todo el mundo tiene derecho a dar su punto de vista, ella sentencia que puede discutir de cualquier cosa con cualquiera menos con alguien que niegue el Holocausto. Pues eso: no discutáis con memos ni con borrachos ni con quien ponga en duda que dos y dos son cuatro.
OsitoF
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