Cada día, en todo el mundo, varios cientos de directores presentan películas rodadas con cuatro duros e interpretadas por amiguetes con la esperanza de que alguna productora (o alguna comunidad autónoma) se las subvenciones y/o les contrate para empresas mayores. Hace unos años, un buen día, a Robert Rodríguez (en adelante Robert a secas) se le apareció la Virgen cuando, por alguna razón que desconozco, a la crítica mundial se le hizo el culo gaseosa con "El Mariachi".

En sí misma, aquella película no era gran cosa. Lo mejor (y lo único bueno) que se podía decir es que se había hecho con un presupuesto insignificante, pero el caso es que las puertas (y los talonarios) de hollywood se le abrieron de par en par al bueno de Robert. Pregunta desde mi ignorancia: ¿la amistad de Robert con Tarantino vino después o fue una de las razones de ese éxito?.

A partir de ahí, la historia es bien conocida. A Robert le dieron pasta para otro proyecto e hizo un remake de "El mariachi" con actores conocidos, tiros y explosiones. Luego le dieron más pasta e hizo la segunda parte con más presupuesto que empleó en actores más famosos, más tiros y más explosiones. Luego, para variar, hizo otra versión de la segunda parte (con más tiros, más estrellas, etc...). "Abierto hasta el amanecer" fue un falso intento de dejar de hacer siempre lo mismo: venía a ser lo de siempre (más tiros, más actores, etc...) pero cambiando bandidos y traficantes por vampiros.

El factor común de todas ellas es que son películas vacías que se reducen a la espectacularidad que proporcionan el napalm y los inverosímiles tiroteos y peleas. Para camuflar la simplicidad de las historias, las limitaciones en las interpretaciones y la mediocridad de su dirección, Robert suele rodar historias exageradas y ridículas, vendiéndolas como homenajes a la serie B.

"Planer Terror" va en esta línea, solo que en lugar de traficantes, vampiros o vampiros-traficantes, ha hecho que los malos sean zombies. Unos zombies ridículos dentro de un conjunto de historias ridículas. Hay una estética de serie B y un intento de que hacer que parezca que la película es de serie B, pero todo es mentira: la película no es de serie B. Es una película con presupuesto de serie A dirigida por un mediocre que sabe que no es capaz de hacer nada decente en serio (ni siquiera medio en serio: lo intentó con "Sin city" y la cagó) por lo que se pone la venda antes de la herida y la convierte voluntariamente en serie B. Así, si alguien la critica, Robert siempre podrá decir: "No es mala, es que quise hacerla así".

En fin... No hay mucho más que decir. Alguna escena espectacular, algún momento entretenido, algún diálogo ingenioso (sobre todo al final)... Y poco más. Vamos, lo de siempre.