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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
3
Comedia. Drama. Romance Durante la final del mundial de fútbol de Sudáfrica se celebra una boda. Ese día, mientras España entera se paraliza, una familia con cinco hijos de nombres bíblicos (Adán, Benjamín, Caleb, Daniel y Efraín) se enfrenta también al partido más importante de su vida. (FILMAFFINITY)
13 de febrero de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el desproporcionado éxito con “Primos”, entendiendo desproporcionado como que obtuvo un enorme favor por parte del público para la poca sustancia que contenía la película, Daniel Sánchez Arévalo (su director, productor, escritor y chico para todo) nos presentó poco después esta “La gran familia española” que, aunque argumentalmente no tiene nada que ver “Primos” sí puede considerarse, al menos estructuralmente su sucesora. Como es lógico, visto que había dado con la tecla, Arévalo intentó repetir el éxito dándonos más de lo mismo con diferente envoltorio. Por comercial que pueda parecer esa actitud, no tengo nada que reprochar a la intención de exprimir un éxito hasta donde dé de sí… siempre que funcione, claro.

El problema es que si “Primos” me pareció artificiosa, esta “La gran familia española” es aún más pretenciosa y menos redonda. Sus defectos, que son muchos, son más palpables y menos perdonables. La idea es buena: coger los factores de éxito de “Primos” y potenciarlos: donde antes había buen rollo familiar entre primos, ahora metemos una familia entera; donde antes había un chico con problemas mentales que decía las cosas más sensatas y directas, ahora metemos dos hombres con taras más profundas; donde antes había niños hablando de cosas de mayores, ahora tenemos más niños; si “Primos” estaba orientada a treintañeros, “La gram familia” Tiene subtramas para todas las edades por igual; donde antes había un par de tramas ahora hay siete… Y, todo hay que reconocerlo, con la buena idea argumental de hilvanar las secuencias con uno de los momentos de la Historia de España que más sentimiento de unidad y fraternidad despierta: la victoria en el Mundial de Futbol de 2010.

Más de lo mismo multiplicado por siete, fuera malos rollos y venga topicazos… ¿QUË FALLA? Muchas cosas. De entrada una pesadísima campaña publicitaria que levantó las expectativas por encima de las posibilidades y prometía lo que no podía dar: una continuación de “Primos” (todos los anuncios de TV incluían los inevitables «del director de “Primos” », «de los productores de “Primos” », «de algunos de los actores de “Primos” »…)….y claro, esto no es la continuación para ver qué termina siendo de la vida de Clara Lago, Adrian Lastras, Raúl Arévalo o Inma Cuesta. Aquí partimos de cero y no todo el mundo acepta el esfuerzo de meterse en una historia mucho más enrevesada. Donde “Primos” era directa y muy concentrada, “La gran familia” se diluye en multitud de subhistorias de las que hay que aprender muchos personajes y peculiaridades.

Tantas subtramas implica muchos actores, no todos a la altura de las circunstancias, y sin Raúl Arévalo para echarse la peli en los hombros y compensar carencias. Las interpretaciones son muy desiguales y chirriantes, algunos se pasan y otros no llegan. Las de los novios adolescentes son francamente malas, ni se les entiende ni se les ve sangre en las venas para creerse lo que se supone que me quieren hacer creeer a mí. En la de los hermanos retrasados hay una niña repelente, un desaprovechadísimo Antonio de la Torre y un discapacitado al que no nos creemos. La de los hermanos que pelean por la misma chica se pasa tanto de intensidad que, aunque en sí misma es buena, por contraste con el resto es pretenciosa. Y al señor que hace de padre deberían decirle que se relaje, que su papel es de cabeza de familia, no de Moisés, cabeza de un pueblo y no tiene que decir cada frase como si hablase ex catedra. La estética también es chocante. “Primos” era una vuelta a los valores de la España no urbanita y aquí nos presentan un cortijo de cinco estrellas para pijos y una boda hortera más propia de Beverly Hills que de una España en crisis.

Entiendo que a la gente le pueda gustar, igual que te puede gustar un helado de vainilla: es un sabor neutro con el que nunca fallas. Incluso técnicamente es aceptable, con el puntazo de narrar en tiempo casi real la final de España-Holanda y utilizarlo como hilo conductor, y algo debe de tener cuando hasta Carlos Boyero la consideró buena (no quiero pensar que pueda haber intereses comerciales en sus opiniones). A mí me pareció entre aburrida, de mal gusto, con tanto despilfarro y horterez, y falsa, con tanto niño y tanto discapacitado dando lecciones y tanta cancioncita melosa entre drama y drama (¡cuánto daño ha hecho Anatomía de Grey!).

Cuidado Daniel Sanchez Arévalo, te estoy vigilando. A mí no me la pegas.
OsitoF
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