Destaca la recreación de la atmósfera setentera y la energía en las interpretaciones de un reparto con mucho carisma y reconocido renombre. Su buen hacer desarrollando unos diálogos inteligentes facilitan la digestión de una película que trata de compensar su previsibilidad y lo endeble de sus cimientos mediante una saturación mental a base de giros embarullados y algo histéricos que no consiguen disimular que muchas de sus tramas han sido importadas y recicladas desde otras películas y espectáculos. De hecho, la reacción de un marido adúltero al secuestro de su mujer, que según la ficha es la idea central del argumento, ya ha sido el eje de varios sketches de Noches de Fiesta y similares (quizá de una forma más cañí y menos elaborada, pero el meollo estaba ahí).

Vale que “Vidas criminales” le da una forma más artística y consistente, dónde va a parar (sólo faltaría), pero en fin, que los personajes parecen llevar en la frente un cartel con su rol y su destino final («malote, acabo en la cárcel», «baboso, me matan» y similares) en un producto cuyas escenas se dejan ver por separado gracias a la simpatía general de los personajes pero que me aburre en conjunto, me da pereza pasar a la siguiente escena. Es posible que la película gane tirando de sus vínculos con “Jackie Brown”, pero como no la he visto (nunca ha coincidido que se alineasen los astros para juntarme a mi y a “Jackie Brown” en la misma sala al mismo tiempo), no me ha aportado nada en ese sentido. Meh. Si "Vidas criminales" fuese una prueba de Masterchef, diría que se ha trabajado bien y la presentación es correcta, pero se han olvidado del sabor.