“The disaster artist” se ambienta en el rodaje de “The room”, una de los productos más extraños de la historia del cine, considerada a la vez como una obra de culto y como una de las peores películas jamás rodada. Me cae gordo James Franco y estoy un poco cansado ya de esas películas homenaje a la serie B, pero la película está bien planteada, bien contada, bien recreada, bien interpretada y, al final, es prácticamente imposible – salvo que te hayan extirpado el sentido del humor- no pasar un gran rato con ella. Es más, diría que es imposible no descojonarse vivo, lo que en el cine actual es mucho decir.

Lo que también es cierto es que, si no conoces “The room” o no has oído hablar de ella o de su director, Tommy Wiseau, la primera parte de película, la introducción, se pueden hacer largos y pesados, desconcertantes, incluso, hasta el punto de sentir que es una tomadura de pelo y plantearte abandonar. Mi caso fue particularmente extremo porque empecé a verla en un vuelo de trece horas a las 5AM después de no haber pegado ojo en toda la noche. Entre que me quedaba dormido y que no le veía ni la gracia ni pies ni cabeza, me tragué los primeros treinta minutos varias veces y aterricé sin pasar de esa primera media hora. Un año más tarde me la encontré por casualidad en TV y me quité la espina - yo soy mucho de eso, de no dejarme espinas clavadas aunque sepa que van a ser truños- y, vista con calma y una vez que la peli coge forma, me atrapó y casi me muero de risa con el cuarto de hora final.

Los que se enfrentaron a “The disaster artist” con los deberes hechos probablemente encontraron más sencillo el meterse en la trama y disfrutaron antes de la película. Su punto fuerte es ese: cuenta una historia curiosa, la cuenta bien y además la hace divertida, muy divertida. Es interesante y funciona la parte homenaje, terminas reconociendo el mérito de los protagonistas reales. También se suele alabar el trabajo de caracterización de James Franco y es justo reconocérselo. Al principio me pareció que hacía más una imitación exagerada que una interpretación, pero las escenas de los créditos finales que comparan escenas originales de “The room” con las de “The disaster artista”, demuestran que hay talento detrás.

Repito: interesante y muy divertida. Muy recomendable hacer un esfuerzo por verla.