Comedia sin excesivas pretensiones más allá de hacer pasar un buen rato que, en parte enlazando con acierto una serie de gags interesantes y en parte gracias a ese inexplicable factor X que tiene el cine, tuvo una gran acogida tanto entre el público, siempre deseoso de echarse unas risas fáciles y, lo que realmente tiene su mérito, entre gran parte de la crítica que destacó su frescura y las ganas de sus protagonistas, especialmente la habitualmente desaprovechada Anna Kendrick.

A mi entender, el gran acierto de la película es ambientarla en ese extraño mundo que constituyen los campeonatos americanos de cosas raras como ortografía, debate, animadoras o, concretamente en este caso, el de canto coral. Toda la parafernalia que le rodea, las pasiones que supuestamente levanta y el hecho de contar, incluso, con speakers y retransmisión por la televisión nacional construye un mundo propio que parece, por lo exagerado de los recursos que aparenta tener a su disposición, más una parodia que una competición real. Aceptada como buena esa premisa, muchas escenas de duelos a capela y números musicales encuentran un acomodo argumental que, en otras circunstancias, se nos antojaría ridículos. En otras palabras, consigue integrar en la trama, con naturalidad, vistosos números musicales basados en curiosas adaptaciones de canciones de hoy y siempre que, de otra forma, resultarían anticlimáticos.

Una vez creado un ambiente cómico en el que cuesta saber qué es real y qué es parodia, tampoco cuesta nada meterse en un mundo, el de las hermandades universitarias americanas, que, a ojos españoles suele costar aceptar (no terminamos de asimilar que pueda existir en EEUU unas guaridas de farra a nivel industrial en patrocinados por las propias universidades). Así que lo que parecía una comedia simplona, por talento o casualidad, genera un universo en el que tiene cabida toda clase de humor, incluído ese gamberro y, a veces, zafio, que ha venido invadiendo el cine desde “Supersalidos”, sin resultar chirriante.

“Dando la nota” funciona como comedia y como película. El reparto cubre un amplio abanico de personalidades que es imposible que no conecten con uno u otro público y las protagonistas (secundarias habituales muy motivadas y chisposas) hacen transitar la trama por los puntos de control esperados mientras sketches de muy diversa naturaleza se integran con fluidez. Que la película termine enganchando a cada espectador concreto ya depende de muchos factores, pero está bien hecha y con criterio, así que no se le puede pedir más.