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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
7
Western. Terror A la localidad de Bright Hope llega un forastero que rápidamente despierta las sospechas del sheriff, que termina por arrestarlo tras dispararle en la pierna. Samantha O'Dwyer se encarga de extraerle la bala en el calabozo. Pero esa noche un joven en un establo es asesinado y el ayudante del sheriff, la Sra. O'Dwyer y el detenido han desaparecido. Siguiendo la única pista que tiene, una flecha india, el sheriff buscará a la joven con la ... [+]
29 de agosto de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los tiempos cambian y el cine y sus géneros, como en este caso el western, han de evolucionar con él, con las complicaciones semánticas que ello supone. Así, a veces resulta complicado encontrar las palabras adecuadas para adjetivar el concepto y etiquetar una producción en la categoría que le corresponde, de modo que es fácil inducir a confusión cuando hablamos de western clásico, moderno o contemporáneo. A mi modo de ver, el western clásico son las típicas películas del oeste de toda la vida, la de indios, vaqueros y el Séptimo de Caballería: coloristas, anacrónicas y épicas. Luego está el western moderno que es, esencialmente, el clásico pero rodado con técnicas visuales modernas y pasado por un tamiz histórico y desmitificador que le quita vistosidad a cambio de introducir más realismo. Finalmente tendríamos el western contemporáneo, que vendría a ser el que toma los roles, clichés y argumentos clásicos para implantarlos en el presente, en ciudades modernas o incluso en el espacio.

“Bone Tomahawk” es un western moderno pero con toques innovadores y ganas de hacer cosas distintas. Cuando Clint Eastwood refundó el generó con “Sin Perdón” muchos vieron ahí la oportunidad de llamar western a dramas sociales, comedias gamberras o tragedias familiares, pero ambientadas en remotos pueblos del desierto o las montañas de la América durante la conquista del Oeste, mostrando tristeza y miseria en mugrosos salones y ranchos. Sólo unos pocos se mantuvieron en la línea de siempre con obras entretenidas, ligeras y, por lo general, de escaso recorrido. Hasta que “Bone Tomahawk” llevó el género por el terror, el suspense y un punto gore.

Ignorando la normativa woke que empezaba a apoderarse de la industria, “Bone Tomahawk” tiene una épica salvaje y violenta con vaqueros, sheriffs llenos de luces y sombras, pero indios malos como la quina y notas sobrenaturales, eso sí, todos con una exquisita elegancia dentro de la suciedad ambiental general, fruto de entender que si la historia es interesante, el desarrollo es coherente y los comportamientos de la gente son los esperables (rabia, odio, amor, compasión), la capacidad mental de un espectador medio asume el conjunto como una novela histórica que se desarrolla en su contexto y no como un documental sobre la higiene preindustrial. Y que, aunque los nativos americanos sufrieron un genocidio, también podían ser asesinos despiadados.

Así que, una vez más, S. Craig Zahler nos gana a los espectadores normales con una película escrita con contundente coherencia aventurera y dirigida con mucho sentido de la acción. Trepidante e inquietante, me recuerda en ciertas cosas a McTiernan. Como suele pasar con este chico, con todo el realismo que logra impregnar a cada escena, toda la producción está envuelta en un halo low-cost que, lejos de provocar sensación de cutrez, pone en valor lo mucho de lo que es capaz con medios aparentemente reducidos. Pocos consiguen dar a sus películas esa textura de producto épico que, a la vez, podría pasar perfectamente como recreación de hechos reales. Quien la ve, la aprecia. Y el que prueba a S. Craig Zahler, repite.
OsitoF
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