No sé qué pasa a las películas de acción americanas que cuando se las ambienta en Europa se europeízan no sólo en la forma, sino también en el ritmo. Supongo que New York, Washington y Los Angeles están ya tan vistos, que las películas que transcurren en esas ciudades no tienen nada más que ofrecer que la trama de la propia película, por eso cuando vienen a Europa incrementan su duración entre un veinticinco y un treinta y cinco por ciento dedicados a planos de castillos, puentes, plazas y catedrales. Dicho de otro modo, la misma película rodada en EEUU dura hora y media con un ritmo trepidante y rodada en Europa dura dos horas y pico y nos parece lentorra.

No sé, sólo era una reflexión mía de las que a veces me sirven como introducción a las críticas. “The Tourist” es una buena película de policías y ladrones, con muchos enredos, giros y engaños, en la que nada ni nadie son lo que parecen y donde cada plano es una postal de Venecia. Todo está contado con mucha intriga, pero también con mucha elegancia y estética, un placer para los sentidos, especialmente el de la vista. A pesar de lo que se dijo en su momento que la pareja Deep-Jolie había resultado fallida y que había habido una manifiesta falta de química, para mí que tanto uno como otro encajan perfectamente en la trama de lujo, acción ligera y vistosidad que se pretendía ofrecer. No sé, quienes han criticado a Deep-Jolie es que no tenían otra cosa que decir o no han visto parejas como Hugo Silva-Belén Rueda, los nuevos hermanos Grima o el Duque y Amaia Salamanca.

“The Tourist” es, como digo una buena película (en su género de entretenimiento), que con la europeización quizá ha ganado algo de lentitud y perdido algo de frescura. Ambientada en EEUU y con ritmo americano habría sido más fácil de ver, habría obtenido mejores críticas con la misma nota, pero habría resultado menos espectacular. Yo no le cambiaria nada.