Típico ejemplo de película inglesa de época (siglo XIX para ser más exactos) a la que hay que ponerle buena nota aunque me pensaría muy mucho recomendarla y a quién. Nada que objetar al equipo técnico de escenificación, atrezzo y ambientación; ni tampoco a una dirección que traslada con sobriedad y corrección a la pantalla la historia que ha decidido contar. Ni mucho menos a un reparto extremadamente profesional, con muchas tablas, en el que Glenn Close construye un personaje de esos en las que la combinación de talento interpretativo, intensa caracterización y una profunda complejidad llaman siempre la atención de los académicos a la hora de repartir premios. Siendo como es Albert Nobbs un personaje poderosamente físico y con una poderosa historia a sus espaldas, destaca la capacidad de Close para no dejarse absorber por la caracterización y ser capaz de trasladar sus propios matices a través de las múltiples capas de maquillaje. Que empaticemos con Nobbs por lo que transmite su trabajo, no únicamente por su conmovedora historia. En resumen, consigue evitar el efecto ‘tu cara me suena’ y que veamos el personaje de Albert Nobbs que ella quiere que veamos, no la máscara construída por el equipo de maquilladores.

Pero individualidades y efectos técnicos aparte, el eje de la película es hacer visible la situación de las mujeres en el siglo XIX y la sorprendente manera que encontraban algunas para ganarse la vida. El argumento ofrece cierto interés narrativo, un notable valor didáctico y logra sorprender de inicio al espectador… al menos durante la primera media hora, antes de evolucionar hacia el melodrama y dejar reposar el peso sobre los hombros del reparto que ejecutan una obra de teatro bastante convencional, con unos conflictos amoroso-laborales poco corrientes en aparicencia, pero con un desarrolllo previsible.

“Albert Nobbs” no es la película que yo elegiría para llevarme a una isla desierta. Tampoco es una película para pagar la entrada alegremente o para ver una segunda vez. Sin duda es una buena película, bien hecha, que trata un tema que resulta de interés social y cultural, sin prejuicios ni denuncias, a la que yo le daría una oportunidad. ¿Recomendarla? A gente que piense en el cine como algo más que simple entretenimiento.