Comedia romántica francesa en torno al concepto de mujer triunfadora y empoderada que encuentra inesperadamente el amor, o algo parecido, en un joven veinte años menor que ella. Con más romance que comedia, bastante más, la película emite un fuerte aroma a obsolescencia al tratar de colar las relaciones entre milfs y yogurines como algo escandaloso y lleno de morbo, cuando lo cierto es que ya en 2013 era algo que llevaba varias décadas normalizado. Incluso sus intentos por jugar la carta del doble rasero (que se vea como algo normal que un señor maduro haga un DiCaprio y sólo busque jovencitas mientras que la situación inversa es objeto de insidias y comentarios) no pasan de simple relleno boomer.

Cuesta tomársela en serio, porque el supuesto conflicto, en pantalla, no parece tal: la protagonista es muy guapa y parece de la misma edad que la víctima de su asalto a la cuna, no parece que tenga realmente cuarenta años (cuarenta años y un día, como mucho) y el chaval aparenta mucho más de veinte, por lo que queda raro que su relación despierte polémica alguna en alguien que no haya visto sus respectivas fechas de nacimiento en sus DNI. Aún así funciona a ratos, fundamentalmente gracias al buen gusto de su enfoque y a lo acogedor (para un espectador que nunca haya pisado Francia) del ambiente parisino. Tampoco se puede objetar nada a las interpretaciones, que manejan sus papeles con sobriedad y alejadas del histrionismo y las caras raras que a todos se nos vienen a la cabeza cuando pensamos en comedias francesas.

No busquéis momentos desternillantes, porque no tiene e incluso cuesta ver sus puntos cómicos con algo más que una sonrisa de cortesía, pero al menos las evoluciones de los protagonistas se dejan seguir con cierta curiosidad y benevolencia.