Pocas películas confirman la decadencia general e imparable de Disney como esta “Jungle Cruise”. Si la gran mayoría de sus últimos tropiezos y desastres podían ser achacables a su empecinamiento en pisar charcos ideológicos y anteponer (o subordinar) sus visiones políticas a la libertad creativa («venga guionistas, meted un protagonista más así o menos asá» o «yo iría por aquí pero el Departamento de Inclusividad nos dice de ir por allá»), lo de “Jungle Cruise” no tiene otra explicación que un agotamiento general de ideas que le lleva a enterrar bajo capas y capas de toneladas de chistes malos y efectos especiales lo que, realmente, no es más que un refrito de personajes y guiones de otros productos propios y ajenos.

Eso no hace que “Jungle Cruise” sea un bodrio o un peñazo: con tanto CGI, con esos protagonistas y con el toque Disney (que eso no se ha perdido) para el espectáculo en remotos y salvajes escenarios, la película no da un respiro en cuanto a aventuras y complicidad entre los personajes, pero es triste ver el estado creativo de lo que antes era un referente de innovación y da rabia sentir la absoluta impunidad con la que se sienten los productores para no tratar de esconder mínimamente una mezcolanza de sagas exitorsas como La momia, Indiana Jones y Star Wars que coge protagonistas, villanos, estructuras, tópicas y hasta sketches de aquí y de allá sin mayor disimulo.

Con todo, sin ningún tipo de sutileza a la hora de sobreexplotar sus puntos fuertes (el Amazonas, el carisma de La Roca y la contagiosa energía de Emily Blunt) y con las referencias a “La Reina de África” como único destello de astucia comercial, “Jungle Cruise” termina siendo una película de aventuras que entretiene por saturación y por cada «bah, menudo plagio de tal sitio» hay un «oh, qué catarata más espectacular» y un «venga, corre, que tienes que salvar a este o a aquel». Me sobran muchas cosas y echo en falta otra, pero no puedes dejar de verla hasta el final, por lo que no le quitemos la parte de mérito que, claramente, tiene.

Tal vez sea una película mediocre, pero es un gran producto digno del cine o de Disney+. Como reflexión personal, le diría a los que mandan en la compañía que se hagan mirar por qué van de fracaso en fracaso con sirenitas y campanillas racializadas o Wendys empoderadas y lo petan con una cosa simplona como esta (en la que no faltan chicas guerreras ni cuñados amanerados, precisamente). También me pregunto por qué tanto empeño en no pisar charcos ni jardines ideológicos, en no ofender aquí o allá, pero seguimos presentando a los españoles como despreciables conquistadores sin escrúpulos. Será que tenemos la piel más dura y nos la refanfinfla lo que cuatro mentecatos ofendiditos opinen de una de las más grandes hazañas de la Historia.