A estas alturas, con ya casi trescientas críticas de esta “Más allá de la vida”, no tengo esperanzas serias de que ésto sea leído, pero esto es España y si algo nos gusta es dejar nuestra opinión en algún lado (ya sea en clase, en el trabajo, con los amigos o en un bar), así que simplemente escribiré por rutina lo que me ha parecido la peli.

De vez en cuando, callando las posibles voces de ignorantes que ocasionalmente le acusan de hacer siempre el mismo cine intimista y doméstico, Clint Eastwood se marca escenas de grandiosidad multitudinaria como el desembarco de Iwo Jima o el tsunami de Indonesia que firmaría cualquiera de los grandes referentes del cine comercial, desde Steven Spielberg hasta Roland Emmerich o Michael Bay, sin que la película pierda su esencia y sin que la historia y los personajes dejen de estar por encima de la forma. Por algo es el puto amo. El arranque de “Más allá de la vida” es espectacular. En serio. Aún no he visto “Lo imposible”, pero la aparición de la ola gigante nos coge por sorpresa, con efectismo pero sin afectación, y sumerge, zarandea y arrastra al espectador durante veinte tensos minutos en los que nuestra mente y nuestros sentidos se mueven al ritmo que quiere Clint.

La película vale la pena aunque solo sea por esos veinte minutos. Luego emergemos a una historia bien narrada, bien rodada y bien interpretada… pero que se mueve en ese terreno inseguro que es siempre el mundo de lo paranormal. Es cierto que, en lo que se refiere a la película, los pasos que da son firmes, haciendo evolucionar la trama por donde Eastwood dice que tienen que pasar… pero intentar dotar de rigor científico o de explicaciones convincentes al mundo de la transición vida-muerte, a la luz blanca, a los espíritus-guía es una misión casi imposible hoy día. Yo creo que estamos curados de espanto con tanto cantamañanas como Anne Germain o Iker Jiménez y estas historias, en sí mismas, ya nos suenan a circo cuando años atrás nos parecía propuestas interesantes o hipótesis a tener en cuenta. Hoy por hoy, ya no me queda claro si tengo que ir o no hacia la luz... ni me fío de lo que me cuenten.

Luego está el tema del entrelazado de las historias, que no termina quedando nada fino. Las historias de por sí (la superviviente del tsunami, el parapsicólogo y el niño que pierde a su hermano) están contadas con la solvencia que se les presupone a nivel individual pero son enormemente simples (tsunami aparte)... lo que hace que la valoración final de la película queda en manos de cómo se entremezclen y se fundan en el final, un final que no está bien montado y en el que han quedado las marcas de los martillazos necesarios para encajar las piezas: Las pieza parapsicólogo y la pieza niño triste encajan bien (muy visto, pero bien); la pieza superviviente y la pieza parapsicólogo encajan un poco más forzadas (normalito); pero las piezas niño y superviviente y las tres entre sí no pegan ni para atrás, dejando un final desangelado, de pólvora mojada, de expectativas no cumplidas, de «pues oye, después de tanto preámbulo me esperaba mucho más»

Buena película lastrada por su polémica temática, lo vaporoso de su final y la perfección que siempre exigimos en todo a Clint Eastwood.